Degradación de los muros de piedra del patrimonio europeo
Varias ciudades importantes europeas cuentan con estructuras de piedra antiguas que forman parte del patrimonio cultural del continente. Por desgracia, estos tesoros están cada vez más amenazados por la contaminación atmosférica de las ciudades. Los óxidos de nitrógeno y azufre que se liberan a la atmósfera se transforman en compuestos ácidos que debilitan y degradan la piedra. El programa Energía, Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible financió investigación en materia de técnicas de biorremediación con el fin de dejar de depender de los métodos mecánicos y químicos tradicionales para reparar los daños. El proyecto, llamado BIOBRUSH, estudió la aplicación de bacterias biocalcificantes. Microbiólogos de la Universidad de Portsmouth, coordinadora de BIOBRUSH, estudiaron los posibles riesgos asociados a este método. En lo que se refiere a la modificación de la composición de la propia piedra, no se observó problema alguno, a excepción de una ligera sensibilidad en mármoles muy antiguos. Además, no se observaron variaciones significativas en el color. Sin embargo, la aplicación excesiva de las bacterias puede producir grietas en la capa superficial. Asimismo, la Universidad de Portsmouth evaluó la influencia del material portador utilizado para aplicar las bacterias a la piedra. No se obtuvieron resultados concluyentes en lo que respecta al carbogel, pero la sepiolita resultó ser eficaz en la mayoría de los casos para aumentar la absorción del agua y la porosidad. En general, esta técnica es muy adecuada para algunos tipos de piedra, como la arenisca, pero no lo es tanto para otros, como por ejemplo la piedra caliza. Por último, aparentemente la aplicación de las bacterias no tuvo efectos duraderos en la población microbiana de la superficie de la piedra. En términos generales, los resultados del análisis de riesgos apuntan a que el uso de las bacterias biocalcificantes tiene un gran potencial en toda Europa.