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¿Hasta qué punto debemos preocuparnos por los cientos de virus que se esconden en nuestros cuartos de baño?

Un estudio revela dos zonas de los cuartos de baño repletas de virus desconocidos.

Nos gusta considerar el cuarto de baño como uno de los lugares más limpios —si no el que más— de nuestra casa. La verdad es que es una fiesta de gérmenes. A nuestros pequeños huéspedes les encanta el ambiente cálido y húmedo del baño. Un equipo de científicos de la Universidad Northwestern de los Estados Unidos descubrió 614 virus específicos que viven en la superficie de dos artículos de baño que utilizamos a diario. Muchos de estos virus ni siquiera eran conocidos por la ciencia hasta ahora.

Calma, personas obsesionadas por la limpieza y los gérmenes

Los virus se adhieren a las superficies de los cepillos de dientes y los cabezales de ducha. Casi el 75 % se encontró en los cepillos de dientes. Los investigadores recogieron muestras de cabezales de ducha y cerdas de cepillos de dientes de todo Estados Unidos. Después secuenciaron el ADN de los hisopos. Sus hallazgos se publicaron en la revista «Frontiers in Microbiomes». El agua es la culpable porque constituye un hogar ideal para los microorganismos. Pero que no cunda el pánico. Todavía no hace falta sacar la caballería pesada de los productos de limpieza. En realidad, los virus detectados en los dos objetos son principalmente bacteriófagos, es decir, devoradores de bacterias. Este tipo específico de virus infecta a las bacterias en lugar de a los humanos, por lo que no nos harán enfermar. «El número de virus que hemos detectado es absolutamente disparatado —declaró a CNN Erica Hartmann, profesora titular de Ingeniería Civil y Medioambiental en la Universidad Northwestern—. Encontramos muchos virus de los que sabemos muy poco y otros muchos que no habíamos visto nunca. Es increíble la cantidad de biodiversidad inexplorada que nos rodea».

Vivir en un mundo microbiano

Aunque la idea de que seamos los anfitriones de una variada colección de virus puede suscitar todavía cierta inquietud, Hartmann cree que deberíamos acostumbrarnos a ellos. De hecho, el antibiótico que nos salvará la vida mañana podría ser un virus al acecho en nuestro cepillo de dientes o cabezal de ducha. Imaginémonos aprovechar los bacteriófagos para la biotecnología. «Los microbios están en todas partes todo el tiempo… No podríamos digerir los alimentos ni defendernos de las infecciones si no tuviéramos nuestros microbios —añadió—. Por mucho que al principio reaccionemos con un poco de asco, creo que es realmente importante acercarse al mundo microbiano con un sentido de asombro y curiosidad por el hecho de que en realidad son cosas que hacen un enorme bien y que potencialmente albergan un potencial inmenso para la biotecnología». Hartmann explica en «TIME»: «No sabemos exactamente a qué microbios estamos expuestos y cuándo, ni cómo favorecen la salud o el bienestar. Si podemos averiguar qué hacen todos los microbios y cómo lo hacen, podremos actuar de manera más deliberada a la hora de cuidar cosas como los cepillos de dientes y, a su vez, cuidarnos mejor a nosotros mismos y a nuestro entorno».

Palabras clave

virus, baño, germen, cepillo de dientes, cabezal de ducha, bacteriófago, bacteria, microbio, microorganismo