Aplicar la robótica a la delicada tarea de recoger setas
Mientras la demanda mundial de setas sigue creciendo, muchos productores se esfuerzan por mantener el ritmo. Un factor clave es el coste de la mano de obra. «Recoger setas requiere precisión, destreza y sensibilidad», explica el coordinador del proyecto SoftGrip, Matteo Cianchetti, de la Escuela de Estudios Avanzados Sant'Anna (Italia). «Por estas razones, es difícil de automatizar. Por tanto, los trabajadores formados siguen siendo necesarios, pero no siempre fáciles de encontrar».
Automatización del proceso de recogida de setas
El objetivo del proyecto SoftGrip era aliviar la carga de los productores encontrando nuevas formas de automatizar el proceso de recogida. El equipo del proyecto empezó por identificar los principales problemas que dificultan la recogida de setas. «Una de las cosas con las que tuvimos que lidiar fue la falta de espacio», afirma Cianchetti. «Las instalaciones de cultivo tienden a seguir normas uniformes a nivel mundial, por lo que cualquier sistema que diseñáramos tenía que ajustarse al espacio disponible actualmente». Otro reto era desarrollar una pinza que interactuara suavemente con la seta, pero que también la agarrara con suficiente firmeza. Para ello, se utilizaron materiales blandos como las siliconas. Todas las piezas de las pinzas se diseñaron para que fueran seguras durante el contacto con los alimentos, requirieran poco mantenimiento y fuesen reciclables para reducir el impacto medioambiental. «Las setas se cultivan en estanterías», explica Cianchetti. «Para cubrir toda la estantería, se construyó un sistema motorizado a fin de mover la pinza hasta su posición. A continuación, se utilizaron algoritmos avanzados de IA para reconocer, distinguir y generar una reconstrucción tridimensional de las setas. Esta información se utilizó a fin de realizar el movimiento necesario para arrancar correctamente las setas».
Prueba del prototipo de tecnología de recogida de setas
A continuación, el equipo del proyecto llevó a cabo dos evaluaciones. La primera, en Atenas, se centró en probar y optimizar el prototipo de sistema robótico, mientras que el piloto de Dublín se diseñó para probar la tecnología en condiciones reales de cultivo. «La primera etapa terminó bastante bien, con múltiples aciertos», señala Cianchetti. «Eso nos permitió pasar a la segunda fase, más difícil». Aquí el equipo se enfrentó a dos problemas imprevistos. En primer lugar, el transporte de los equipos de Atenas a Dublín provocó daños que requirieron algunas reparaciones. En segundo lugar, el lecho de setas era mucho más alto de lo esperado, lo cual requirió modificaciones para restablecer los movimientos del robot. «Esos problemas, junto con el escaso tiempo del que disponíamos, limitaron la cantidad de pruebas que pudimos realizar», señala Cianchetti.
Impacto positivo en la producción de alimentos
No obstante, el prototipo superó las expectativas en cuanto a fiabilidad, capacidad para identificar setas y robustez en condiciones reales de cultivo. «También pudimos identificar posibilidades de mejora, sobre todo en términos de diseño mecánico y capacidad de detección», añade Cianchetti. «El tiempo de ejecución fue coherente, oscilando entre 50 y 140 segundos para cada seta, pero creemos que la velocidad —que se mantuvo baja para garantizar la funcionalidad— podría aumentarse. La otra ventaja de un sistema robotizado es, por supuesto, que puede funcionar todos los días a todas horas». Cianchetti también prevé nuevas investigaciones en IA, y señala que los socios del consorcio siguen en contacto. «Nuestra esperanza es que algunas de las ideas desarrolladas durante el equipo del proyecto tengan ahora continuidad», afirma. «Muchos de nuestros resultados se han publicado y son de libre acceso. De este modo, nuestros resultados pueden tener un impacto real en la mejora de la producción de alimentos».
Palabras clave
SoftGrip, seta, IA, robótica, agricultores, alimentos, algoritmos