Cómo afecta la violencia de la pareja íntima al eje encéfalo-corazón femenino
La violencia de la pareja íntima (VPI) es un incidente de daño físico, psicológico o sexual a la pareja. La Organización Mundial de la Salud calcula que alrededor de una tercera parte de las mujeres de todo el mundo han sido víctimas de VPI. Más allá de cualquier efecto físico obvio, causa heridas más profundas. Las investigaciones sugieren que afecta al eje encéfalo-corazón: complejas conexiones fisiológicas de nervios, hormonas y citocinas que fluyen entre el encéfalo y el corazón. Una comprensión más profunda de estos efectos ayudaría a tratar las consecuencias de la VPI. En el proyecto PINK, financiado con fondos europeos y realizado con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie (MSCA, por sus siglas en inglés), los investigadores analizaron los efectos de una situación similar a la VPI en el eje encéfalo-corazón en ratones para descubrir la compleja mecánica de las lesiones encefálicas y cardíacas infligidas a las mujeres. En concreto, el equipo investigó los cambios en los niveles de estrógeno provocados por la VPI. También estudiaron la señalización de una molécula, conocida como factor neurotrófico derivado del encéfalo (BDNF, por sus siglas en inglés), que en conjunto regulan el eje encéfalo-corazón.
El papel de los estrógenos en la autoprotección
Mediante la investigación, el equipo descubrió que la imitación de la violencia física o psicológica reiterada en ratones provoca una grave disminución de la abundancia proteica de los receptores β de estrógenos. Esto es crucial para mantener distintos niveles de protección en las mujeres, incluido el encéfalo. «Por ejemplo, los receptores β de estrógenos son fundamentales para aumentar el umbral de la sensación de dolor en las mujeres», explica Jacopo Agrimi, beneficiario de una beca de investigación de las MSCA en la Universidad de Padua e investigador del proyecto PINK. Más concretamente, los datos mostraron que una vez que se reducía la señalización del receptor β de estrógenos, las hembras de ratón se volvían más «ansiosas». «Y probablemente esto sea solo la punta del iceberg en cuanto a los cambios de comportamiento que pueden alterarse imitando la VPI en ratones», afirma Agrimi. El equipo tiene un artículo actualmente en revisión para la revista «iScience», que demuestra que los ratones hembra con la eliminación genética de los receptores β de estrógenos mueren prematuramente durante el protocolo de violencia física/psicológica. «Esto no hace sino atestiguar —una vez más— la importancia de esta señalización para el bienestar de estos sujetos femeninos», añade Nazareno Paolocci, profesor titular del Departamento de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Padua.
Descubrimiento de la compleja interferencia entre los estrógenos y el BDNF
El equipo del proyecto PINK también hizo otro descubrimiento sobre el BDNF, una molécula clave para las funciones encefálicas, desde la supervivencia neuronal hasta el aprendizaje y la respuesta al estrés. En la investigación se reveló que el BDNF también está profundamente regulado a la baja en ratones hembra víctimas de violencia física o psicológica reiterada. «Como se preveía, el BDNF es una molécula fundamental para el control del estado de ánimo, la cognición y muchas otras cosas: en pocas palabras, la vida cotidiana y las funciones de las células neuronales», señala Marco Dal Maschio, profesor titular del Departamento de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Padua y coordinador del proyecto PINK. El equipo se propone estudiar la compleja interacción entre los estrógenos, el BDNF y las hormonas del estrés en futuros proyectos.
Hacia una mejor comprensión de los efectos de la VPI en las mujeres
En el futuro, los investigadores querrían comprobar si se reproducen firmas similares en los encéfalos de mujeres que han sufrido violencia doméstica reiterada. Al equipo también le gustaría probar —en su modelo animal— los efectos de los agonista β de estrógenos, fármacos que deberían compensar la pérdida de efectos beneficiosos ejercida por la estimulación β de estrógenos. «Sin embargo, ya sabemos que inyectar un agonista de los receptores β en el encéfalo de sujetos femeninos mejora definitivamente su estado de ánimo y su actividad “emprendedora”», afirma Agrimi.
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