Nuevas proteínas podrían satisfacer nuestras necesidades de seguridad alimentaria
Las nuevas fuentes de proteínas son fundamentales para afrontar el reto medioambiental que supone alimentar a una población creciente. Para satisfacer el aumento de la demanda, la producción actual de proteínas tendrá que duplicarse de aquí a 2050, por lo que es vital encontrar fuentes de proteínas alternativas y sostenibles que puedan producirse económicamente en cantidades que satisfagan las crecientes necesidades de la industria alimentaria y de piensos. Las proteínas unicelulares, como las células de levadura, junto con las microalgas e insectos, son todas ellas perspectivas interesantes. Un proyecto financiado con fondos europeos estudia cómo introducir a gran escala en el mercado alimentos y piensos derivados de dichas fuentes. «En el proyecto descubrimos que las proteínas NextGen muestran menores huellas de carbono, agua y suelo que la producción convencional de proteínas. Los procesos son eficientes y se ajustan a los principios de reducción de residuos, reciclaje y reutilización», explica Birgir Örn Smárason, coordinador del proyecto NextGenProteins.
Ayudar a los productores de nuevas proteínas a afinar sus procesos
El equipo de NextGenProteins ayudó a varias pequeñas empresas que intentan introducirse en el mercado de la alimentación humana o animal con una serie de asesores expertos, incluidos consultores de investigación y desarrollo. Se estudiaron y perfeccionaron los procesos de producción de proteínas utilizables a partir de microalgas, fuentes unicelulares, como la levadura, e insectos. «Se ha trabajado mucho en la optimización de los procesos», afirma Smárason, que dirige el grupo de investigación sobre sostenibilidad y acuicultura de Matís, una organización de investigación y desarrollo centrada en la alimentación y la biotecnología, en Islandia. Explica cómo el proyecto ayudó a una pequeña empresa llamada VAXA Technologies. «VAXA tiene la gran idea de utilizar las emisiones de CO2 y el exceso de agua caliente y fría de una central geotérmica para el cultivo fototrópico de alta tecnología de microalgas. «Al centrarse en el uso de la espirulina como fuente de proteínas para alimentos, piensos y una amplia gama de suplementos, se toparon con un verdadero obstáculo. El fuerte color y sabor de la espirulina seca ahuyentó incluso a los animales que participaron en los ensayos. Pero con la ayuda del proyecto NextGenProteins, la empresa adquirió los conocimientos necesarios para producir microalgas de color y sabor menos intensos. Ahora la UltraSpirulina azul y la UltraSpirulina verde están listas para el mercado», explica Smárason. Otra empresa que se benefició del proyecto fue MUTATEC. Con sede en Francia, MUTATEC se centró en los insectos como fuente de proteínas, criándolos con residuos preconsumo o agroalimentarios. Smárason explica cómo el proyecto ayudó a la empresa: «En NextGenProteins, MUTATEC abordó los retos a los que se enfrentaban en el desarrollo de cadenas de valor novedosas, sostenibles y rentables para la mosca soldado negra. El proyecto apoyó a la empresa en la industrialización de la cría de la mosca soldado negra y la comercialización de productos proteínicos para alimentación animal. Ahora tienen capacidad para producir treinta mil toneladas al año».
Mayor disponibilidad de nuevas formas de proteínas
NextGenProteins brindó a los productores de proteínas la oportunidad de estudiar, optimizar y ampliar sus líneas de producción tanto en sentido ascendente como descendente. El intercambio continuo de información entre la investigación y desarrollo y los socios industriales contribuyó a garantizar un proceso de perfeccionamiento bien orientado, que permitirá la aplicación a escala comercial de estas tecnologías en el futuro. «Asimismo, se establecieron las propiedades de las distintas materias primas y se mejoraron las propiedades funcionales, bioactivas y sensoriales de los productos. Todo ello ayudó a nuestros socios a optimizar sus procesos», señala Smárason. Los socios del proyecto se centran en utilizar energías renovables para sus operaciones y flujos de residuos industriales para su producción, tales como: residuos forestales; emisiones de CO2 de centrales geotérmicas; y residuos preconsumo o agroalimentarios. Los procesos utilizan menos agua y tierra en comparación con la producción convencional de proteínas.
Todos esos son aspectos positivos, ¿pero qué ocurre con la aceptación en el mercado?
El equipo descubrió que centrarse en la competitividad de los precios, la promoción de las credenciales de sostenibilidad, el buen desarrollo de los productos y la comercialización son las claves para ganar adeptos. Sin embargo, la sostenibilidad medioambiental no es suficiente. El análisis del proyecto reveló que muchas partes interesadas estaban preocupadas por los precios de los ingredientes proteínicos alternativos. Así que la sostenibilidad económica también es fundamental. «Había muchas partes interesadas con expectativas positivas, pero también muchas preocupadas por los posibles riesgos relacionados con la producción y el uso de las proteínas. Una de las principales preocupaciones, compartida por varias partes interesadas, era el riesgo de que los consumidores no aceptaran los nuevos ingredientes proteicos», señala Smárason. «Hemos adquirido muchos conocimientos técnicos que pueden ayudar a ampliar la producción y desarrollar productos, ahora necesitamos aumentar la inversión y atraer a los consumidores».
Palabras clave
NextGenProteins, insecto, MATIS, microalgas, proteína unicelular, levadura, insectos, alimentos, pienso, energía renovable