¿Cómo «leen» la mente los niños pequeños?
Las interacciones sociales y el aprendizaje en los seres humanos dependen de que se hagan las inferencias correctas sobre lo que piensan las otras personas, un proceso denominado mentalización, o teoría de la mente. Varios decenios de investigación han permitido concluir que este hito cognitivo se alcanza en torno a los cuatro años de edad. Sin embargo, experimentos recientes han aportado pruebas de que bebés de tan solo seis meses predecían las acciones de otras personas, aparentemente teniendo en cuenta sus estados mentales. «Este trabajo cambió de forma sustancial nuestro punto de vista y respaldó la opinión de que la teoría de la mente es una capacidad que aparece muy pronto en la vida y que, quizá, sea algo innato», explica Victoria Southgate, neurocientífica cognitiva del desarrollo en la Universidad de Copenhague y coordinadora del proyecto DEVOMIND. En el proyecto DEVOMIND, financiado por el Consejo Europeo de Investigación, el equipo de Southgate analizó el comportamiento y la actividad encefálica de bebés para poner a prueba esta nueva hipótesis, en un intento de resolver uno de los mayores rompecabezas de la historia de la ciencia del desarrollo.
Una visión altercéntrica
El equipo de DEVOMIND planteó la hipótesis de que los bebés no «leen» otras mentes, sino que son «altercéntricos», es decir, que tienden a fijarse en los objetivos de la atención de los demás. Esta adaptación para el aprendizaje permite a los bebés centrarse en la atención de los demás y codificar los objetivos de su atención, pero sin comprender nada sobre los estados mentales. «Propuse que este sesgo altercéntrico es posible porque los bebés aún no han desarrollado una autorrepresentación, algo que se produce en el segundo año de vida», añade Southgate. «Una vez que empieza a surgir una autorrepresentación, a los bebés les resulta más difícil priorizar la atención de los demás, ya que existe un conflicto entre las representaciones propias y ajenas».
Comprobación de la hipótesis
En DEVOMIND se probó esta hipótesis mediante una serie de estudios. En un estudio, publicado en 2023, el equipo descubrió que los bebés de ocho meses miraban durante más tiempo el resultado de una animación en la que se revelaba la ausencia de un objeto en un lugar en el que lo veía otra persona, que en uno en el que solo lo veía el bebé. «Esto nos dice que los bebés recordaban mejor el objeto cuando lo veía otra persona», comenta Southgate. A los doce meses, este sesgo comienza a desaparecer. En otro estudio, los investigadores estudiaron cómo la aparición de la autorrepresentación modifica la forma en que los bebés codifican este tipo de supuesto de conflicto de perspectiva. Los bebés que mostraban marcadores de autorrepresentación revelaban estar experimentando un conflicto de perspectiva (observado a través de una mayor dilatación de las pupilas), mientras que los bebés que aún no mostraban signos de autorrepresentación, no. «Ello sugiere que, de hecho, la aparición de una autorrepresentación obliga a los bebés a enfrentarse a dos representaciones contrapuestas —remarca Southgate—. Ambos estudios aportan pruebas importantes que corroboran nuestra hipótesis».
Refutar a Piaget
Los resultados sugieren que la opinión inveterada —que se remonta a la época de Jean Piaget — de que la cognición comienza siendo «egocéntrica» es errónea. Los niños se vuelven egocéntricos con el desarrollo del yo, pero empiezan la vida siendo altercéntricos. Priorizar la codificación de la atención de los demás podría ser una buena heurística para el aprendizaje temprano, afirma Southgate, cuando los bebés no pueden moverse mucho y pasan la mayor parte del tiempo observando a los demás. «A este fenómeno lo denomino inteligencia social exclusivamente infantil». Los resultados del proyecto ponen de relieve que la aparición del yo puede cambiar sustancialmente el desarrollo cognitivo, algo que ha sido poco estudiado empíricamente en la psicología del desarrollo. «Ahora estamos muy centrados en esa cuestión: cómo surge un yo y qué nos aporta que pueda hacer única la conciencia humana», concluye Southgate.
Palabras clave
DEVOMIND, aprendizaje, teoría de la mente, autorrepresentación, bebés, Piaget, niños