Un método tribológico para la recuperación medioambiental
Los métodos actuales de tratamiento del agua —como la cloración y la radiación ultravioleta— generan subproductos no deseados, solo pueden ser eficaces a nivel local y son sensibles a la composición del agua. Además, se está debatiendo su aplicabilidad universal a una serie de microorganismos. Además, la degradación de los contaminantes orgánicos persistentes bifenilos policlorados (BPC) requiere navegar hacia su máximo potencial. El proyecto triboREMEDY, financiado con fondos europeos, pretendía abordar estos dos objetivos separados, la inactivación de microorganismos en el agua y la degradación de los BPC, mediante una táctica similar, la aplicación de tribólisis. Este método se centra en controlar la fricción y el desgaste generados entre dos superficies al interactuar para lograr resultados más óptimos.
Aplicación de nuevas estrategias tribológicas para el tratamiento del agua
En triboREMEDY se desarrolló un sistema que podía suministrar agua potable mientras funcionaba con un bajo consumo de energía, sin uso de materiales ni productos químicos durante su funcionamiento, fácil de mantener e instalable en regiones remotas. El prototipo resultante ha demostrado su capacidad para generar condiciones tribológicas extremas —como una elevada tasa de cizallamiento que inhibe la proliferación de bacterias y virus—, a la vez que se ve favorecido por los efectos secundarios generados, como el calor. Aunque la inactivación no fue la misma para todos los tipos de microorganismos, se demostró que los niveles de inactivación eran comparables a los del resto de tecnologías competidoras, a la vez que ofrecían las ventajas de no consumir productos químicos ni materiales durante el funcionamiento. Sin embargo, para aumentar aún más la eficiencia y ampliar la aplicabilidad, se prevé que sean necesarias condiciones de funcionamiento aún más duras.
Un problema persistente en el almacenamiento
En el marco del proyecto, también se utilizó el concepto tribológico para evitar la propagación de la contaminación procedente de existencias de BPC sin tratar. Aunque la producción de BPC se ha abandonado en gran medida en todo el mundo, todavía existen equipos y materiales que contienen BPC o están contaminados por ellos, especialmente en los países en desarrollo. Los materiales se tratan como residuos peligrosos si el contenido de BPC es tan bajo como 500 ppm (mg/kg). Millones de toneladas de residuos esperan el desarrollo de una tecnología capaz de procesar concentraciones especialmente elevadas de BPC para prevenir fugas durante su almacenamiento y evitar riesgos durante su transporte a las instalaciones de incineración, lo que podría dar lugar a la producción de sustancias químicas aún más nocivas, como las dioxinas. «Pudimos demostrar que las reacciones tribológicas hipotetizadas pueden desencadenarse en compuestos modelo similares al BPC», explica el coordinador del proyecto, Francesco Pagano. «Se obtuvo la decloración completa de la molécula objetivo cuando se diluyó en aceite contaminado similar a un hidrocarburo, o en forma pura como las reservas concentradas de BPC».
Tratamientos medioambientales del futuro
La tecnología relacionada con la deshalogenación de BPC puede aplicarse también a la descontaminación de otros contaminantes orgánicos persistentes halogenados o, en general, de residuos halogenados difíciles de remediar, lo que constituye un futuro objetivo de los socios del proyecto. El triboreactor ha proporcionado una prueba de concepto a nivel de laboratorio, pero es necesaria una mayor optimización y ampliación para aplicar esta tecnología a nivel industrial. El consorcio del proyecto seguirá persiguiendo este objetivo.
Palabras clave
triboREMEDY, tratamiento del agua, agua potable, salud humana, salud ambiental, saneamiento del agua, tribólisis