Se impulsa la adopción de nuevas etiquetas energéticas europeas para una vida más sostenible
Las etiquetas energéticas son una herramienta importante para ayudar a los consumidores a comprender y elegir mejor los productos más eficientes desde el punto de vista energético. La escala de la antigua generación incluía muchas clases «+», mientras que la mayoría de los productos se encontraban en las dos o tres clases más altas. Esta clasificación daba a los consumidores la impresión errónea de que, al comprar un producto «A+», estaban optando por un electrodoméstico con la mejor calificación del mercado, cuando en realidad su calificación era media o baja. Además, la superpoblación de las clases superiores no proporcionaba a los fabricantes el impulso necesario para sacar al mercado aparatos más eficientes. La Unión Europea (UE) decidió reajustar la escala de las clases obsoletas, en un principio para determinados grupos de productos. Las nuevas etiquetas energéticas entraron en vigor en 2021 para ayudar a los consumidores a reducir sus facturas de energía y su huella de carbono, a la vez que se allanaba el camino a productos más innovadores y eficientes desde el punto de vista energético. El proyecto BELT, financiado con fondos europeos, se creó para facilitar la transición a las nuevas etiquetas energéticas. «Gracias a los conocimientos multidisciplinares y la cobertura geográfica del consorcio, el equipo de BELT redactó comunicaciones a medida y realizó campañas específicas para los distintos agentes del mercado. Nuestras actividades se centraron en la formación de minoristas, ayudaron a los consumidores a identificar los productos domésticos más eficientes desde el punto de vista energético e incitaron a los fabricantes a mejorar sus productos», señala Laura Polo, coordinadora del proyecto.
Concienciación para tomar mejores decisiones más fundadas
En el marco del proyecto se elaboraron contenidos nuevos y actualizados, en colaboración y en constante diálogo con los agentes del mercado. Dichos contenidos abordaban las preocupaciones asociadas a la progresiva implantación de la nueva etiqueta energética de la UE. Las actividades del proyecto pretendían atraer la atención del público y el interés de los consumidores sobre diversos aspectos de la escala energética revisada, como el ahorro energético, la eficiencia de los productos y la presencia de las etiquetas en el mercado. «Divulgamos vídeos, artículos, folletos, panfletos, directrices, publicaciones, noticias en línea, artículos e impartimos sesiones de formación y talleres, adaptándonos a las necesidades y expectativas de cada grupo destinatario. En treinta meses, se ha difundido una gran cantidad de material, lo cual significa que todos los días ocurría algo en BELT», señala Polo.
Una herramienta web para comparar mejor los productos domésticos
Uno de los resultados más útiles de BELT fue la publicación de una herramienta web disponible en nueve idiomas, que proporciona una indicación sobre la eficiencia energética de los productos. «Nuestra herramienta innovadora calcula el consumo energético de los productos domésticos. Las calculadoras permiten a los consumidores evaluar la energía que consume su frigorífico, lámpara, lavadora-secadora, lavavajillas, lavadora o televisor. Además, proporcionan una estimación del CO2 asociado que generan estos productos domésticos, así como el número de árboles necesarios para absorber la cantidad correspondiente de CO2 y el equivalente energético en kilómetros de conducción», explica Polo. Los conocimientos fundamentales generados en el marco de BELT sirvieron de base para la elaboración de recomendaciones políticas en el proyecto sobre la legislación europea en materia de etiquetado energético. Además, se han recopilado y organizado la experiencia y los comentarios de los agentes del mercado y las partes interesadas sobre los obstáculos y los retos que plantea la adopción de las nuevas etiquetas energéticas, con el fin de optimizar futuras actividades de reescalado.
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