La amenaza del populismo para la democracia en la Unión Europea
Los políticos populistas han tomado el poder en Chequia, Hungría y Polonia en los últimos años y los movimientos de extrema derecha han cobrado impulso en España, Francia y el Reino Unido, entre otros. En Hungría y Polonia, esto ha ido acompañado de una erosión del Estado de Derecho, un aumento de la persecución de las minorías, un mayor autoritarismo y un retroceso democrático. «La amenaza es mortal», declara el investigador principal Jan Kubik de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos) y el University College de Londres. Contrariamente a lo que el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, trata de lograr, añade: «No existe la democracia iliberal». El proyecto POPREBEL (Populist rebellion against modernity in 21st-century Eastern Europe: neo-traditionalism and neo-feudalism), financiado con fondos europeos, tiene como objetivo investigar este fenómeno. El University College de Londres (Reino Unido) encabeza un consorcio de seis otras instituciones de toda Europa y consta de más de treinta subproyectos que examinan aspectos políticos, económicos, sociales y culturales del populismo.
Rebelión popular
Según explica el coinvestigador Richard Mole, catedrático de Sociología Política en el University College de Londres: «El populismo promete democracia a un grupo concreto de personas. Los líderes populistas no buscan representar o actuar en el mejor interés de todos los ciudadanos». Ambos dicen que este auge el populismo puede atribuirse a una combinación de factores sociales y económicos. «El factor universal guarda relación con cambios drásticos en la cultura, la sociedad y la política, así como el alejamiento de las formas tradicionales de comprender los roles sexuales y los modelos familiares», explica Kubik. El resentimiento de los ciudadanos afectados por este cambio cultural se desató posteriormente con la crisis económica de 2008. POPREBEL determinó que las tendencias populistas interactúan con la política y la cultura locales para producir distintos sistemas. Ambos describen a Hungría bajo Orbán como un ejemplo perfecto de sistema neofeudal, en el que la actividad económica está estrechamente entrelazada con la política. El populismo en Polonia se ve fuertemente influenciado por la identidad católica nacionalista, mientras que, en Chequia, existe un populismo tecnocrático, que está menos cargado de mitos y presenta una menor sobrecarga simbólica que las demás formas.
La persecución de las personas lesbianas, gais, bisexuales y transgénero
El auge del populismo ha dado lugar a una mayor la persecución de las mujeres, los migrantes y las personas lesbianas, gais, bixexuales y transgénero. Debido a la interpretación mayoritaria de la democracia, «No se escuchan las voces de las minorías, que se presentan como enemigos de los ciudadanos —señala Mole— y esto legitima la violencia contra las personas que son diferentes». Los dos añaden que el populismo va de la mano del descrédito de la ciencia. Kubik añade: «La democracia liberal exige mucho a sus ciudadanos, quienes deben aprender a pensar de forma crítica. Resulta muy desolador para la democracia que un gran número de personas hable de microchips en las vacunas». La retórica combativa que rodea al populismo se presta también a la violencia contra las instituciones, tal y como se evidenció en el ataque de 2021 al Capitolio de los Estados Unidos, avisa Kubik. «Ver a tus competidores políticos como enemigos mortales lleva a creer que la propia existencia está en peligro. Vamos cayendo en lo que sucedió en Europa a finales de los años veinte y a principios de los años treinta del siglo pasado». Los investigadores afirman que se necesita más educación para inculcar en los ciudadanos una mejor comprensión de sus derechos y responsabilidades en la democracia liberal. «Detesto decir esto, tras haber nacido bajo el comunismo, pero cuando el hundimiento de la democracia liberal pasa a ser una posibilidad real, puede que necesitemos censurar las voces más radicales, como pasó con Trump en Estados Unidos», señala Kubik. Sin embargo, Mole predice que la tendencia acabará volviéndose contra los políticos populistas. «Se ha demostrado que el populismo es un medio para obtener votos, pero al final los populistas tendrán que cumplir sus promesas de tierras altas iluminadas por el sol y, cuando no lo hagan, los ciudadanos buscarán otras soluciones».
Palabras clave
POPREBEL, populismo, Hungría, Orbán, Chequia, Polonia, iliberal, nacionalismo, violencia, autoritarismo, retroceso democrático, minorías