Los sectores tecnológicos de cuatro países desvelan desigualdades de género
A pesar de que sus culturas pueden ser diferentes, Irlanda, Israel, Noruega y Suecia tienen algunas cosas en común. Primero, se trata de países de renta alta con una población pequeña y ecosistemas tecnológicos prósperos. Además, según el índice de desigualdad de género de 2019 de las Naciones Unidas, estos países ocupan un lugar destacado en la igualdad de género. Sin embargo, a pesar de estas características positivas, aún queda mucho camino por recorrer antes de que las mujeres dejen de considerarse la minoría en los sectores tecnológicos de esos países. De hecho, las mujeres en Irlanda, Israel, Noruega y Suecia representan menos del 25 % de la mano de obra tecnológica y menos del 13 % de los emprendedores tecnológicos, según los datos recopilados por un proyecto de investigación de 3 años denominado GENRE. Gracias al apoyo del proyecto financiado con fondos europeos GENDER NET Plus, el equipo de investigación ha estudiado las tendencias en el espíritu emprendedor en los 4 países desde marzo de 2019. La catedrática Sybille Heilbrunn del Kinneret College en el Mar de Galilea (Israel), socio del proyecto GENRE, cree que los ecosistemas tecnológicos son los que se deberían adaptar a las necesidades de las mujeres, y no al revés. «No se puede esperar que solo cambien las mujeres. Si el sistema en sí no brinda apoyo, no funcionará», indica en un artículo publicado en el sitio web «Science|Business». Para obtener una imagen más clara de las dinámicas de género en los ecosistemas tecnológicos, los investigadores han entrevistado a mujeres emprendedoras, gestores de incubadoras y capitalistas de riesgo.
Aportes positivos de la pandemia de la COVID-19
Un motivo por el que los sectores tecnológicos tienen dificultades para atraer mujeres emprendedoras podría ser la necesidad de adaptar la manera tradicional de trabajar: sacrificar la vida personal y trabajar a todas horas. Por ello, la actual crisis sanitaria podría promover una mayor diversidad de género en esos sectores. De hecho, forzar a las empresas a adaptarse a nuevas maneras de trabajar y fomentar una mayor flexibilidad en el lugar de trabajo puede ayudar a cambiar las actitudes de las personas más fácilmente. «Quizás, de la crisis de la COVID-19 podemos sacar algo que nos hará ser mejores y un poco diferentes, en vez de solo tratar de volver a donde estábamos», destaca Heilbrunn.
La paridad de género no es el objetivo
El equipo de investigación prevé divulgar sus hallazgos y recomendaciones a finales de este año. Sin embargo, como se señaló en el artículo de «Science|Business», no debemos esperar un conjunto de medidas que señalará la manera de lograr la paridad de género en el sector tecnológico. De hecho, tal y como advierte la investigadora Caren Weinberg del Centro Académico Ruppin de Israel, la paridad de género no es necesariamente a lo que debemos aspirar. En cambio, el objetivo debería ser que las mujeres interesadas en trabajar en la industria tecnológica tuvieran los recursos y el apoyo para hacerlo. «Debemos asegurarnos de que permitimos a las que quieren estar en el sistema seguir en el sistema y no siempre sacar conclusiones precipitadas como que todo es malo si no está dividido a partes iguales», sostiene Weinberg. Los hallazgos del proyecto GENRE se usarán para orientar la elaboración de políticas que tienen por objetivo la sostenibilidad y la inclusión a fin de beneficiar a mujeres y hombres. GENDER NET Plus (ERA-NET Cofund Promoting Gender Equality in H2020 and the ERA) pretende fortalecer los vínculos entre investigadores en diferentes países, apoyar la igualdad de género mediante cambios institucionales y ayudar a integrar análisis de género y sexo en la investigación y programas de financiación. Para más información, consulte: Sitio web del proyecto GENDER NET Plus Sitio web del proyecto GENRE
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