Una nueva cosechadora mecánica logra recoger espárragos blancos
Los espárragos blancos son una variedad exquisita, más grande y más dulce que su equivalente verde. El sabor deriva de la falta de clorofila (el pigmento verde de las plantas), porque los tallos crecen bajo tierra. Si los tallos salen a la superficie, comienzan a generar clorofila y se inclinan hacia la luz. Si esto ocurre, se rechazan por ser de segunda categoría y se venden a entre un 50 y un 70 % menos. El crecimiento subterráneo presenta diversos problemas para su cosecha. En primer lugar, los espárragos blancos se recogen de forma selectiva, es decir, tan solo se toma una parte de la cosecha, y la planta sigue creciendo para una posterior cosecha. Esto genera dificultades para los recolectores, que no pueden ver la planta bajo tierra y, en consecuencia, pueden dañarla durante la cosecha. Ese tipo de daños pueden reducir el rendimiento en un 30 %. En segundo lugar, recoger espárragos blancos es un trabajo duro físicamente y poco atractivo, lo que afecta a la disponibilidad de trabajadores. Solo durante 2020, no fue posible recolectar alrededor del 19 % de la cosecha alemana, la mayor de Europa, por falta de personal.
Una nueva cosechadora
El proyecto financiado con fondos europeos SPARTerS ha elaborado una nueva cosechadora mecánica. Los investigadores mejoraron un prototipo, que anteriormente no estaba listo para su producción, hasta convertirlo en un sistema listo para el mercado. El equipo también desarrolló el «software» operativo necesario y puso a prueba el sistema completo. «La solución más excepcional que ofrecemos es la detección subsuperficial», explica la coordinadora del proyecto, Thérèse van Vinken. «Los intentos anteriores habían utilizado técnicas de cámara que intentaban emular los ojos humanos para la detección. Pero el ojo humano no puede detectar la subsuperficie». En su lugar, mediante una tecnología patentada, la cosechadora introduce una débil señal eléctrica en el suelo que provoca que el agua salada de los tejidos vegetales sea visibles para los sensores de la cosechadora. Los sensores se instalan a diferentes profundidades en unas varas que se arrastran por el suelo a medida que la cosechadora avanza. Cuando los sensores detectan un tallo de espárrago, se retraen rápidamente para permitir el corte. Un brazo robótico corta los tallos bajo tierra con una precisión superior a los 5 mm. Esto provoca menos perturbaciones para la planta y reduce las pérdidas de rendimiento del cultivo. Otra maquinaria recoge y junta los tallos cortados.
Lista para la comercialización
Los investigadores optimizaron los módulos de detección y corte del prototipo, al tiempo que integraron el sistema completo. Gracias a esto, el dispositivo pasó del nivel de preparación tecnológica (TRL) 7 al TRL 8. Tras la temporada de 2019, el equipo convirtió la máquina en una versión autopropulsada de una sola hilera. Las pruebas completadas en 2020 confirmaron que la máquina funciona. El objetivo de calidad comenzó en un 70 % y aumentó hasta un 80 % al final de la temporada. El rendimiento fue de alrededor del 80 % de las estimaciones, lo cual permitió al dispositivo alcanzar el TRL 9. «Hemos logrado desarrollar y construir la primera cosechadora selectiva del mundo que realmente está lista para su venta comercial», añade van Vinken. A fecha de noviembre de 2020, el equipo ha vendido tres unidades que se entregarán a principios de 2021. El equipo construirá seis más para la temporada de 2021. En un plazo de 5 años, la empresa tiene previsto producir 150 máquinas al año. Sin la cosechadora mecánica, el mercado del espárrago blanco se extinguiría. Ahora, la industria puede disfrutar de una gran prosperidad, unos rendimientos mayores y unos costes menores.
Palabras clave
SPARTerS, robot cosechador selectivo, espárrago blanco, cosechadora mecánica, detección subsuperficial