Un impulso eléctrico para fomentar la recuperación tras un ictus
Los ictus son la tercera causa de discapacidad y, según las previsiones, en 2035 habrá casi cinco millones de personas con un trastorno crónico causado por estos accidentes cerebrovasculares. Además, los cálculos indican que el coste socioeconómico anual de los ictus en la Unión Europea asciende a 45 000 millones de euros. Una de las secuelas permanentes en los accidentes cerebrovasculares es la dificultad para caminar, algo que afecta gravemente a la salud, la autosuficiencia, la dignidad y los ingresos económicos del paciente. Para abordar este problema, el proyecto INNOGAIT, financiado con fondos europeos, ha analizado el potencial de mercado de un innovador sistema de rehabilitación que emplea pequeñas descargas eléctricas para activar el movimiento de las piernas. «Los problemas a la hora de caminar son muy frecuentes tras sufrir un ictus», explica Christian Christiansen, coordinador del proyecto. «En la UE, más de un millón de personas sufre este tipo de accidentes todos los años, y entre un 60 y un 70 % tiene problemas para caminar». Si esta hemiplejia no se trata de manera rápida y efectiva, puede convertirse en una discapacidad crónica.
Un pinchazo indoloro
La solución creada por INNOGAIT es Incedo: un dispositivo desarrollado por Nordic-NeuroSTIM, la entidad anfitriona del proyecto. El dispositivo se coloca en el pie y dispone de sensores que registran los patrones de movimiento del paciente al caminar. Tras ajustar el nivel de estímulo, el dispositivo envía un impulso eléctrico en el momento adecuado a fin de empujar la pierna hacia arriba y lograr que la cadera se flexione de forma pronunciada. «Nuestra tecnología se basa en el reflejo de retracción, que se activa cuando pisamos un clavo o una piedra», observa Christiansen. Este reflejo tiene lugar en la parte inferior de la columna vertebral, así que no queda afectado ni siquiera en los casos en los que, debido a lesiones cerebrales, no es posible mover las extremidades inferiores. Christiansen añade: «Es una sensación extraña, pero no es dolorosa y aporta grandes ventajas para el paciente». Según él, a fin de lograr que se produzcan en el cerebro los cambios necesarios para mejorar la movilidad, solo es necesario realizar sesiones diarias de media hora durante quince días y los resultados superan a los logrados únicamente con la fisioterapia. La empresa danesa ya ha comercializado Incedo en Dinamarca y cuenta con algunos dispositivos en uso en Austria, Alemania y Suiza.
Un objetivo de carácter personal
Christiansen indica que, si los pacientes recuperan la movilidad, el ahorro para las autoridades sanitarias es enorme. Una enfermera interna puede llegar a costar más de cien mil euros al año, mientras que un proceso de rehabilitación física en los plazos adecuados y a cargo de un terapeuta cualificado solo cuesta alrededor de dos mil euros. El proyecto se financió a través del programa Horizonte 2020 de la Unión Europea. «Gracias a esto obtuvimos más datos clínicos, lo que nos permitió ampliar las indicaciones del dispositivo y lograr que los pacientes recibieran la terapia en sus hogares», comenta Christiansen. En su opinión, durante este periodo también mejoró el plan de negocio de la empresa y su estrategia de comercialización, ya que comprendieron mejor lo que debían hacer para sacar Incedo al mercado. Christiansen afirma que el plan actual es llegar a otros países, lo que incluye Suecia, Noruega y los Países Bajos. Para él, se trata de un objetivo personal: «Mi padre tuvo un ictus; como consecuencia, su habla y su capacidad de caminar se vieron afectadas. Este es un campo de estudio importante al que no se le está dando la importancia que merece. Si se suministra un entrenamiento de alta intensidad en el momento adecuado, se pueden lograr mejoras considerables con el tiempo».
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