Cómo implicar activamente a los ciudadanos en la formulación de políticas contemporáneas
A lo largo de las últimas décadas, ha habido una transferencia de competencias de los gobiernos nacionales hacia instituciones internacionales como la Unión Europea (UE). Al mismo tiempo, determinados poderes también se han descentralizado de la escala nacional a la local. «Este cambio no ha tenido el mismo alcance en todas partes», señala Jan Beyers, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Amberes (Bélgica) e investigador principal del proyecto iBias, que se financió a través de una subvención del Consejo Europeo de Investigación. «Aun así, este cambio puede verse incluso en países tradicionalmente centralizados como Francia». El problema de la gobernanza contemporánea se ha complicado todavía más con el auge de las agencias reguladoras y los organismos expertos independientes. Estas organizaciones pueden ejercer su poder de decisión sobre todo desde la seguridad de los productos hasta la banca. Considerados conjuntamente, estos alejamientos de los gobiernos tradicionales electoralmente responsables repercuten en la manera en que las opiniones de los ciudadanos y los intereses sociales se representan y se incorporan en el proceso de elaboración de políticas. El proyecto iBias se inició para abordar esta cuestión y, de forma más general, para evaluar el efecto de los nuevos patrones de gobernanza sobre la responsabilidad política, el poder y la influencia.
Refuerzo de la representación de los ciudadanos
Uno de los primeros objetivos del proyecto era llevar a cabo una encuesta entre grupos de interés de nueve países europeos. Las www.cigsurvey.eu (respuestas) de más de cinco mil organizaciones de la sociedad civil se han puesto a disposición de la comunidad científica y aportan información general sobre el estado actual de las relaciones Estado-sociedad. iBias también estudió el activismo transnacional y la forma en que los grupos de interés se movilizan sobre cuestiones como el comercio y el clima. Otro subproyecto abordó la opinión pública y la capacidad de respuesta en Bélgica. La encuesta se centró en más de cien cuestiones políticas específicas, tales como una mayor carga fiscal sobre los combustibles y las prestaciones laborales. Beyers comenta: «Una característica muy singular de este proyecto es que contamos con datos de la opinión pública sobre cada cuestión, lo cual nos permite analizar cómo la realización de campañas sobre cuestiones específicas interactúa con la opinión pública durante los procesos de formulación de políticas. Por ejemplo, ¿los grupos de interés que ejercen presión amplifican la opinión pública o no?». Los datos recopilados permitieron que el equipo sacara algunas conclusiones interesantes. «Descubrimos que las ONG con participación activa de sus miembros captan más atención del gobierno», añade Beyers. «Se trata de una conclusión positiva; si las organizaciones de defensa de intereses se preocupan ellas mismas por la representación, podrían contribuir en mayor medida a la representación de los ciudadanos». El equipo observó asimismo que, si bien los grupos empresariales gastan mucho dinero en ejercer presión, el panorama es más difuso en lo que refiere a su influencia real. Y Beyers señala: «No podemos concluir que las empresas siempre son influyentes. Parece que, a menudo, existe una sobreinversión en activismo, quizás como reacción al hecho de que las empresas podrían tener la batalla perdida. Una vez más, son buenas noticias: esto significa que los denominados grupos de defensa más débiles todavía pueden conseguir defender sus intereses».
Gobernar con consentimiento
Gobernar, explica Beyers, es más difícil que nunca. En la era de la COVID-19, se han tomado decisiones que perjudicarán inevitablemente a algunos grupos de la sociedad, ya sean propietarios de restaurantes, compañías aéreas u otro sector económico. Los gobiernos deben generar legitimidad para sus acciones, lo cual va más allá del proceso electoral democrático. «Las medidas adoptadas para afrontar el coronavirus se formularon después de que tuvieran lugar la mayoría de las elecciones», añade Beyers. «Sin embargo, descubrimos que, a través de consultas con una diversa gama de partes interesadas y, posteriormente, comunicando cuidadosamente las decisiones, los gobiernos pueden incrementar la legitimidad política, algo que se hace especialmente patente en el caso de las partes de la ciudadanía que no están necesariamente convencidas sobre la necesidad de la intervención gubernamental». El proyecto iBias ha ayudado a vincular la investigación sobre representación y opinión pública con la gobernanza y la formulación de políticas. «Intentamos mejorar la comprensión del vínculo entre la información y los aspectos del rendimiento de la política», afirma. «Esto será crucial para la gobernanza del futuro».
Palabras clave
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