Aprovechar todo el potencial de la agricultura inteligente
Con la creciente escasez de tierra arable a causa de distintos factores humanos y climáticos, y en medio de una demanda global de alimentos que no deja de aumentar, la necesidad de gestionar la agricultura de forma sostenible y productiva es cada vez más acuciante. Con el fin de abordar estos problemas, se percibe el IdC como una herramienta potente, gracias a sus posibilidades para aumentar el aprovechamiento de los datos en la agricultura, lo cual dará lugar a sistemas agrícolas puntuales, rentables y eficientes y, a la vez, permitirá abordar su impacto ambiental. Las soluciones de agricultura de precisión, que cada vez se utilizan más, comprenden prácticas de gestión basadas en mediciones espaciales que utilizan señales de sistemas de posicionamiento global. Por ejemplo, mediante la agricultura de precisión, es posible aplicar fertilizantes solo donde son necesarios. La agricultura inteligente, también llamada Agricultura 4.0 va más allá de estas aplicaciones, ya que mejora el uso de los datos espaciales combinándolos con eventos en tiempo real. Los agricultores pueden responder rápidamente a cualquier cambio en el tiempo, la humedad y la calidad del aire, así como al estado de salud de cada cultivo o cada suelo de sus campos, mediante sistemas que emplean sensores, vehículos para agricultura inteligente, drones y robots autónomos. En estas aplicaciones, el IdC facilita la documentación y supervisión de las distintas actividades, así como la trazabilidad de los productos, con sistemas de análisis, visualización y gestión de datos. A pesar de estas ventajas, el uso del IdC en agricultura arable plantea varios desafíos relacionados con el tamaño de las explotaciones, el uso más frecuente de vehículos, el exceso de datos y la gran variabilidad de las condiciones. Con el apoyo del proyecto IoF2020, financiado con fondos europeos, un equipo de investigadores ha estudiado estas cuestiones e identificado posibles soluciones. Los descubrimientos del equipo se publicaron en la revista «Biosystems Engineering». «Temas actuales, como los teléfonos inteligentes, la gestión inteligente de las redes inalámbricas de sensores, las plataformas de programas de conectividad («middleware»), los sistemas de información y gestión integrada de explotaciones a lo largo de toda la cadena de suministro, o los vehículos autónomos y la robótica, destacan por su potencial para convertir la agricultura arable en agricultura arable inteligente». El estudio añade: «Durante la puesta en práctica, se presentan distintos desafíos y, en este caso, la interoperabilidad es un obstáculo de importancia vital en todas las capas que intervienen en la arquitectura de un sistema de internet de las cosas, lo cual puede abordarse mediante el uso de estándares y protocolos compartidos. Los artículos revisados identifican desafíos como la asequibilidad, el consumo energético de los dispositivos, la latencia de red, el análisis de datos masivos, la privacidad de los datos y la seguridad, entre otros, y los analizan con detalle».
IdC para productores grandes y pequeños
Las soluciones propuestas en el estudio se centran en tecnologías como el aprendizaje automático, las plataformas de programas de conectividad («middleware») y la gestión inteligente de datos. Los investigadores concluyen: «Los desarrolladores de tecnología necesitan asegurarse de que las soluciones aporten verdaderas ventajas para los agricultores y que estén disponibles tanto para productores grandes como pequeños, para que puedan aplicarlas». El proyecto IoF2020 (Internet of Food and Farm 2020), que brindó apoyo al estudio, examina el potencial de las tecnologías de IdC para el sector europeo de la agricultura y la alimentación. En la actualidad se encuentra en su último año y las pruebas abarcan los sectores de los cultivos arables, los productos lácteos, la fruta, la verdura y la carne, con una amplia variedad de casos de uso en distintos países de la Unión Europea. Para obtener más información, consulte: Sitio web del proyecto IoF2020
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