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Forging Ahead: Faking Sagas and Developing Concepts of Cultural Authenticity and National Identity in 17th- and 18th-Century Scandinavia

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Las historias sobre aventuras heroicas le dan más sabor a nuestra identidad cultural, pero ¿qué pasaría si fueran falsas?

Desde el fraude académico hasta el lucro inmediato, los motivos para crear una falsificación son diversos. Sin embargo, una vez en el dominio público, una falsificación puede cobrar vida propia. Es posible construir mitos alrededor de su contenido: pueden surgir campos de estudio basados en fuentes fabricadas. ¿Qué repercusión puede tener una fuente poco fiable sobre la identidad cultural?

Fascinado por la repercusión de las falsificaciones sobre la percepción de la autenticidad cultural y la identidad nacional en los siglos XVII y XVIII en Escandinavia, Philip Lavender, investigador principal del proyecto Forgery, estudió cómo la existencia de sagas falsas requirió que estudiosos e historiadores pusieran en duda los materiales originales. Examinó el papel que estas sagas desempeñaron a la hora de perfeccionar el trabajo académico y estudió cuándo una saga recopilada ingeniosamente pasa de relato creativo a falsificación. «Me parece especialmente interesante cuando los propios intereses de los falsificadores superan su intento de captar el interés del público objetivo. Parece que las personas que intervinieron en la escritura de estas obras a menudo tuvieron un deseo genuino de escribir e imaginar otros mundos, de forma que se cuelan descripciones que no sirven ningún otro propósito ideológico que el de satisfacer al autor. Escribir, incluso falsificaciones, puede constituir una huida y una especie de terapia para los autores implicados», declara Lavender, que llevó a cabo esta investigación con el apoyo del programa Marie Skłodowska-Curie en la Universidad of Gotemburgo (Suecia). Explica que los estudiosos de ese período utilizaban las sagas como fuente histórica, de forma que se generaba mucho debate sobre cuáles era fiables y qué partes se podían utilizar. ¿Qué técnicas de corroboración podían aplicarse a este tipo de obras? «Todas estas preguntas cobraron una importancia vital y se centró claramente la atención en ellas por la aparición de sagas falsas», declara Lavender. El concepto del falsificador como: «[…] un villano ruin o un bromista cascarrabias», como dice Lavender, es demasiado simple. «La falsificación revela que algunas nociones clave no son claras». Tal y como explica: «Si falsificas un texto de un autor conocido, el caso puede ser abierto y cerrado, ya que al añadir el nombre “Shakespeare” a mi humilde obra estoy engañando claramente a la gente, pero las sagas son un género anónimo: no llevan el nombre del autor». Por lo tanto, ¿cómo se falsifica una obra anónima? Una técnica es reproducir el estilo de un período anterior o incluso entremezclar material falso con el real, pero hasta las sagas auténticas pueden haber sido copiadas una o múltiples veces a lo largo de los siglos. Lavender explica que cuando la gente copió los textos no existía ningún imperativo para mantenerlo todo igual: se podía añadir o eliminar partes, cambiar la redacción o corregir detalles según el gusto del copiador. Nada de esto se consideraba sospechoso ni problemático. Así que, ¿cómo se define la autenticidad y dónde empieza la falsificación? Si cambias algunas palabras, puede que no sea una falsificación, pero, si cambias todo un parágrafo o capítulo, quizá sí lo sea. «Preguntar cuánto hay que modificar antes de que una saga sea una falsificación es como preguntar cuánto mide un trozo de cuerda: depende de quién lo mire y en qué contexto».

La identidad cultural basada en fuentes cuestionables

En los siglos XVII y XVIII hubo un intenso debate sobre si el verdadero corazón de la antigua Escandinavia era Dinamarca o Suecia. La saga del rey Krembre contribuyó al debate. Esta trata sobre la gran expedición liderada por el rey Krembre, que partió de Suecia y viajó hacia el sur atravesando Europa. Conquistaron muchas tierras y pueblos y ganaron muchas batallas, y solo se detuvieron al otro lado de los Alpes donde fueron vencidos por los romanos. Lavender explica que la historia es más o menos igual que la de las migraciones cimbrias, que sabemos que empezaron alrededor del año 120 a. C. y que culminaron con la derrota de los cimbrios por los romanos en la batalla de Vercelas en el año 101 a. C. «Aquí el detalle curioso es que la mayoría de los historiadores creen que los cimbrios venían de Jutlandia, la actual Dinamarca, pero parece que el autor de la “saga de Krembre” quería asignar estas grandes hazañas históricas al contingente sueco en lugar del danés». Otra saga, creada para atraer el interés de un coleccionista privado, presenta una narrativa alternativa sobre el descubrimiento de Islandia. Lavender presentó sus hallazgos en la «International Saga Conference» de Reikiavik en agosto de 2018 y en la conferencia internacional «Faking It!», de la que fue coorganizador, en la Universidad de Gotemburgo en agosto de 2019.

Palabras clave

FORGERY, identidad cultural, sagas, Escandinavia, falso, fuente histórica

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