La dieta mediterránea ayuda a combatir un trastorno del sueño, según un estudio
Investigadores griegos han anunciado que la dieta mediterránea y el ejercicio físico pueden ayudar a aliviar algunos de los síntomas del síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS). El SAOS es un trastorno del sueño que se caracteriza por interrupciones anómalas de la respiración o bien por instantes de una frecuencia respiratoria anormalmente baja durante el sueño. Cada cese de la respiración (apnea) puede durar entre unos pocos segundos y unos pocos minutos y ocurrir entre 5 y 30 veces, o incluso más, cada hora. El SAOS es uno de los trastornos más comunes de la respiración relacionados con el sueño, puesto que lo padecen entre el 2 % y el 4 % de los adultos. La obesidad incrementa considerablemente el riesgo de desarrollar esta afección, por lo que los médicos con frecuencia aconsejan perder peso para paliarla. En un artículo publicado en European Respiratory Journal, los investigadores mencionados exponen sus conclusiones tras analizar la repercusión de la dieta mediterránea en personas obesas que padecían apnea del sueño en comparación con otros individuos que seguían una dieta baja en grasas totales, grasas saturadas, grasas trans, colesterol y lo que se consideró a efectos del estudio una «dieta prudente». Pese a que existen variaciones regionales, la interpretación más común de la dieta mediterránea es la gastronomía tradicional de Creta y de varias otras regiones de Grecia y el sur de Italia. Se trata de una dieta rica en alimentos vegetales, fruta fresca y aceite de oliva como fuente principal de grasas, así como productos lácteos como el queso y el yogur. La dieta mediterránea se caracteriza también por una ingesta de baja a moderada de pescados, aves y carne roja, así como un máximo de cuatro huevos a la semana. Los autores, investigadores de la Universidad de Creta (Grecia), examinaron a cuarenta individuos obesos que padecían el SAOS. La mitad de ellos siguió una dieta prudente, y los veinte restantes una dieta mediterránea. Además se recomendó a ambos grupos que incrementasen su actividad física, concretamente que caminasen al menos treinta minutos al día. Asimismo, los dos grupos se sometieron a una terapia de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP), que consiste en ponerse una mascarilla que genera una corriente de aire y mantiene abierta la sección superior de las vías respiratorias durante el sueño. Al inicio del estudio, los investigadores examinaron a los pacientes mientras dormían realizando una polisomnografía. Esta prueba consiste en comprobar varios indicadores del SAOS, tales como la actividad eléctrica en el encéfalo, los movimientos oculares y la presencia de ronquidos. Seis meses después, los investigadores analizaron de nuevo a los pacientes para ver si los cambios en su dieta habían repercutido en su patrón de sueño. Observaron que los pacientes que habían seguido la dieta mediterránea habían experimentado un número menor de apneas durante la fase del sueño llamada MOR (movimiento ocular rápido), que por lo general representa alrededor del 25 % del sueño nocturno total. En palabras de Christopher Papandreou, director del estudio: «Se trata del primer estudio en examinar el efecto de la dieta mediterránea en combinación con la actividad física en el SAOS por medio de cambios en el cuerpo humano. Los resultados obtenidos indican que el número de alteraciones durante la fase MOR se redujo más en el grupo de la dieta mediterránea que en el otro. Estudios recientes han relacionado el incremento de las alteraciones durante MOR con un riesgo de desarrollar consecuencias sistémicas importantes como diabetes de tipo II. No obstante, su relevancia clínica sigue sin estar clara. Por último, conviene estudiar más a fondo el efecto de dicha dieta en este trastorno de la respiración relacionado con el sueño teniendo en cuenta sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes.»Para más información, consulte: Fundación Europea de Neumología: http://www.european-lung-foundation.org/
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Grecia