Convencer al cerebro de que posee un tercer brazo
¿Quién no ha deseado poseer un tercer brazo? Investigadores de Suecia han descubierto una forma de convencer a una persona de que posee una extremidad adicional. Concretamente, han hecho creer a varios sujetos que un brazo protésico pertenecía en realidad a su cuerpo en condiciones experimentales controladas. El estudio, publicado en la revista PLoS ONE, recibió fondos mediante una subvención del Consejo Europeo de Investigación (CEI) a través del Séptimo Programa Marco (7PM). En el campo de la neurociencia es común pensar que la imagen que se posee del propio organismo está limitada por su composición innata y que sólo es posible sentir que se tienen una cabeza, dos brazos y dos piernas. No obstante, un equipo de la Universidad de Medicina de Suecia, perteneciente al Instituto Karolinska, ha demostrado que es posible hacer creer a voluntarios sanos que tienen tres brazos a la vez. Los investigadores pidieron a los participantes que se sentaran a una mesa y situaron una prótesis de brazo al lado de su brazo derecho. Los sujetos podían ver sus dos brazos reales y el adicional artificial de goma. Para convencerles de que el brazo de goma también era suyo, los científicos tocaron la mano derecha del sujeto y la mano de goma con dos pinceles pequeños en ubicaciones similares sincronizando estos movimientos lo máximo posible. «Lo que sucede entonces es que surge un conflicto en el cerebro sobre cuál de las manos derechas pertenece al cuerpo de los participantes», explicó Arvid Guterstam, del Departamento de Neurociencia del Instituto Karolinska. «Cabría esperar que solo una de las manos se experimentara como propia, presumiblemente la del brazo real», añadió. «Pero lo que hemos descubierto, sorprendentemente, es que el cerebro resuelve este conflicto mediante la aceptación de ambas manos derechas como parte de la imagen corporal, y los sujetos experimentan la sensación de tener un tercer brazo.» Para comprobar los resultados los científicos llevaron a cabo experimentos en 154 voluntarios sanos, y para probar que la prótesis de brazo se sentía como una extremidad auténtica los científicos amenazaron con un cuchillo de cocina tanto el brazo artificial como la mano real. A continuación midieron el grado de sudoración de la palma como respuesta fisiológica a esta provocación. Los resultados demostraron que los sujetos padecían el mismo estrés al ver amenazadas cualquiera de las extremidades, tanto la artificial como la natural, pero sólo durante los periodos en los que experimentaron la ilusión del tercer brazo. Así pues, no presentaron ninguna reacción al estrés cuando se sustituyó el brazo derecho artificial por uno izquierdo o por un pie artificial. «En cuatro experimentos bien controlados demostramos las condiciones mínimas necesarias para provocar esta ilusión de la extremidad supernumeraria», escribieron los autores en el artículo. «En el quinto y último experimento mostramos que la ilusión es diferente de la ilusión de la mano de goma tradicional en términos cualitativos, pues se caracteriza por un menor desapego a la mano real y un sentimiento mayor de poseer dos manos derechas», añadieron. «Estos resultados sugieren que la mano artificial "toma prestado" varios procesos multisensoriales que representan la mano real y que provocan la duplicación del sentido del tacto y de posesión de dos brazos derechos.» Los científicos indicaron que el estudio supone «un avance significativo pues pone en entredicho la idea tradicional de la morfología general del cuerpo humano como límite fundamental a la forma en la que podemos experimentar nuestra consciencia física, al mostrar que es fácil modificar la representación del cuerpo e incorporar miembros adicionales.» Esperan que estos descubrimientos faciliten la creación de nuevas aplicaciones en el campo de la investigación de prótesis. «Quizás en el futuro se pueda ofrecer a un paciente con un lado del cuerpo paralizado a causa de un ictus un brazo protésico que se pueda utilizar y experimentar como propio, mientras que el brazo paralizado permanecería en la imagen corporal del paciente», indicó Henrik Ehrsson, coordinador del estudio. «También es concebible que las personas que desempeñen trabajos exigentes puedan beneficiarse de un brazo adicional, como los bomberos durante las operaciones de rescate o los paramédicos en sus intervenciones.»Para más información, consulte: Karolinska Insititutet http://ki.se/?l=en PLoS ONE http://www.plosone.org/home.action
Países
Suecia