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Más facilidades para la comunicación submarina

¿Cómo pueden los científicos observar qué sucede bajo la superficie marina? Para estudiar poblaciones de peces en el Ártico, por ejemplo, los científicos recogen datos de forma manual en el transcurso de costosas expediciones científicas. No obstante, un equipo de investigador...

¿Cómo pueden los científicos observar qué sucede bajo la superficie marina? Para estudiar poblaciones de peces en el Ártico, por ejemplo, los científicos recogen datos de forma manual en el transcurso de costosas expediciones científicas. No obstante, un equipo de investigadores noruegos sugiere que la instalación de una red de sensores inalámbricos es una solución mucho más efectiva. Los investigadores han probado esta idea en el fiordo de Oslo, y están listos para llevarla al siguiente nivel. Las organizaciones noruegas Kongsberg Maritime y SINTEF participarán en los nuevos proyectos comunitarios CLAM («Redes colaborativas integradas para la vigilancia submarina») y UAN («Red acústica submarina»), ambos financiados mediante el Séptimo Programa Marco (7PM) de la UE. «El proyecto es una labor semejante a la construcción de un sistema GSM (Sistema Global para las Comunicaciones Móviles) submarino», indica Tor Arne Reinen, científico de SINTEF. En diciembre del año pasado, un pequeño grupo de científicos se embarcó hacia el fiordo de Oslo y colocó en el mar a intervalos regulares de varios cientos de metros cinco tubos plásticos que contenían componentes electrónicos y baterías. Esta red de nodos sensores, anclados o a la deriva, es capaz de recibir y enviar información sobre temperaturas, vibraciones o composiciones químicas. «Por ejemplo, si uno de los sensores registrase una concentración elevada de un compuesto tóxico para el medio ambiente determinado, sería capaz de activar la red al completo para vigilar dicho compuesto», explica el Dr. Reinen. «Esta información podría permitir mapear este tipo de sucesos de forma más rápida y fiable que con un único sensor, que sólo sería capaz de dar la misma alarma con varias semanas o meses de retraso.» Las pruebas se realizaron con éxito y demostraron el adecuado funcionamiento de la red de nodos. No obstante, para cubrir un área de gran tamaño la red precisaría de cientos o miles de unidades. Incluso aunque se dispusiera de ellos, la tecnología probablemente sólo se emplearía para centrarse en zonas y eventos concretos. Por ejemplo, la comunidad científica podría instalar una línea de sensores a través de la ruta de migración de distintas especies de peces para calcular su cantidad. En conjunto con varios socios europeos en Italia y Países Bajos, Kongsberg Maritime y SINTEF participan en dos proyectos científicos que mejorarán esta tecnología ,generando así grandes posibilidades para controlar los niveles de contaminación y vigilar instalaciones críticas. La red CLAM está compuesta por sensores de pequeño tamaño que pueden comunicarse entre sí bajo el agua a profundidades de hasta 1.500 metros. Esta nueva tecnología podría utilizarse por ejemplo para medir el nivel de contaminación. Por otro lado, el nuevo proyecto UAN reúne a expertos industriales, universitarios y gubernamentales para desarrollar y probar un sistema que integrará sensores submarinos, terrestres y aéreos. UAN explorará las posibilidades de transmisión sonora bajo el mar. Estas novedosas tecnologías permitirán vigilar con mayor fiabilidad y capacidad de respuesta infraestructuras de gran importancia.

Países

Noruega

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