Científicos europeos descifran los requisitos de la tolerancia a riñones trasplantados
La mayoría de los pacientes sometidos a trasplante de riñón se ven obligados a seguir una fuerte medicación inmunosupresora para prevenir que su organismo rechace el nuevo órgano. Pero hay una minoría que tiene la fortuna de no necesitar la medicación para vivir sin complicaciones. Ahora un equipo de científicos financiados con fondos comunitarios ha descubierto qué diferencia a esa minoría. El proyecto de cinco años de duración RISET («Reprogramar el sistema inmunitario para conseguir tolerancia») recibió una financiación de 12,46 millones de euros a través del área temática «Ciencias de la vida, genómica y biotecnología aplicadas a la salud» del Sexto Programa Marco (6PM) con la misión de aprovechar los últimos avances de la investigación para mejorar las prácticas clínicas e impulsar el desarrollo industrial. En la revista Journal of Clinical Investigation se ha publicado un artículo al respecto. Cada año se salva la vida de miles de personas gracias a trasplantes de riñón. Lamentablemente, el tratamiento inmunosupresor correspondiente puede resultar tóxico para el paciente y provocarle infecciones o tumores. «Resulta asombroso, pero hay unos pocos individuos que, aparentemente, desarrollan tolerancia de forma natural tras someterse a un trasplante renal», explicó la Dra. María Hernández Fuentes, investigadora del King's College de Londres y miembro del consorcio de RISET. «Normalmente esa ventaja sólo se descubre si el paciente deja de seguir la medicación inmunosupresora por algún motivo y, de forma inesperada, no se produce rechazo del órgano.» Esta circunstancia es más común en los receptores de hígados y muy inusual en el caso de los trasplantes renales. Varios equipos de investigación de toda la UE entablaron una colaboración para encontrar receptores que reunieran estas excepcionales características y lograron incluir a once en un estudio. El consorcio de RISET, formado por veintiséis socios de nueve países europeos, entre ellos Bélgica, República Checa e Italia, comparó a este grupo de pacientes tolerantes con otros grupos de pacientes. Concretamente, se formó un segundo grupo de pacientes trasplantados que tomaba medicación inmunosupresora; un tercer grupo con rechazo del riñón pese a la medicación; y un cuarto grupo de voluntarios sanos. Los investigadores realizaron una serie de ensayos de laboratorio en profundidad para detectar características que diferenciaran al primer grupo. En su sangre encontraron una «huella de la tolerancia», es decir, un conjunto determinado de marcadores inmunológicos. Los pacientes tolerantes presentaban una cantidad más elevada de células NK y linfocitos B periféricos (las células sanguíneas que defienden al organismo frente a las infecciones). Además, tenían menos linfocitos T colaboradores CD4+, que desempeñan una función clave en el sistema inmunitario humano. Asimismo, en la mayoría de receptores tolerantes no se detectaron anticuerpos contra las células del órgano donado. Cabe destacar que este mismo conjunto de marcadores se ha confirmado en un grupo similar de pacientes en Estados Unidos. Estos hallazgos podrían resultar de suma utilidad para los miles de receptores de riñones que se ven obligados a seguir la medicación inmunosupresora durante el resto de su vida, arriesgándose a padecer complicaciones. El proyecto RISET se dedica a realizar una validación empírica de estos hallazgos en el laboratorio y a aplicarlos en la práctica hospitalaria. De esta manera, en un futuro podría prestarse una atención más personalizada a los receptores de riñones trasplantados. Una vez se pueda comprobar la presencia de estos marcadores en los pacientes, se podrá identificar a los que puedan vivir sin inmunosupresores o bien tomar dosis menores sin peligro para su salud. Por el momento, uno de los autores del estudio, la Dra. Rachel Hilton del Guy's Hospital de Londres (Reino Unido), advierte que «los resultados de esta investigación no son motivo suficiente para que los receptores de trasplantes abandonen el tratamiento inmunosupresor». Sin embargo, los investigadores de RISET opinan que a largo plazo estos hallazgos podrían posibilitar la inducción de la tolerancia en los pacientes mediante la reprogramación del sistema inmunitario para conseguir las características especiales necesarias.