Un estudio muestra que la contaminación merma la capacidad intelectual de los niños
Una nueva investigación sugiere que la capacidad cognitiva de los niños puede verse influida por la exposición de la madre a la contaminación. Los resultados del estudio, realizado en Cracovia (Polonia) por el «Centro Columbia de Salud Ambiental Infantil» de Nueva York (CCCEH, Estados Unidos), confirman los de otro similar realizado el año pasado en la ciudad de Nueva York. Los hallazgos, sobre los que se ha publicado un artículo en la revista Environmental Health Perspectives, aportan nuevos indicios de los efectos de los contaminantes del entorno urbano en la salud humana. El estudio examinó si los niños expuestos a niveles elevados de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) presentaban menor capacidad intelectual y de razonamiento. Los HAP se liberan en la atmósfera a través de la quema de combustibles fósiles en el transporte, la calefacción y la producción de energía. En la investigación participaron 214 niños nacidos entre 2001 y 2006 en Cracovia, la segunda ciudad de Polonia. Todos los niños procedían de madres sanas y no fumadoras que llevaron unos dispositivos en una mochila durante la gestación con el fin de medir el grado de contaminación del aire. Además se les tomó muestras de sangre y respondieron a varios cuestionarios. Como mediana estadística se utilizó un nivel de contaminación de 17,96 nanogramos (un nanogramo es la milmillonésima parte de un gramo) por metro cúbico. La exposición a niveles superiores o inferiores a este valor se clasificó como exposición alta y baja respectivamente. Los niños se sometieron a un seguimiento hasta que cumplieron cinco años y se les sometió a un Test de Matrices Progresivas de Raven (MPR), que mide la capacidad intelectual y está diseñado para niños de cinco años o más. También se consideraron otros factores que podrían justificar una capacidad cognitiva reducida, como la concentración de plomo, la inhalación de humo de tabaco y el nivel de estudios de la madre. Los investigadores descubrieron que los niños expuestos a niveles altos de HAP rindieron peor en los test de capacidad intelectual y de razonamiento que los que apenas habían estado expuestos. «El efecto sobre la inteligencia era comparable al de los niños de Nueva York expuestos en fase prenatal a los mismos contaminantes atmosféricos», explicó la profesora Frederica Perera, directora del CCCEH de la Escuela Mailman de Salud Pública de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) y coautora del estudio. «Esto es preocupante pues el coeficiente intelectual es importante para predecir el rendimiento académico futuro y los HAP son abundantes en las urbes de todo el planeta.» En relación a los descubrimientos, la Dra. Susan Edwards, autora principal del estudio, indicó que: «Estos resultados se suman a la extensa bibliografía científica que relaciona la contaminación ambiental con efectos perniciosos para la salud infantil y poseen gran importancia de cara a las políticas de salud pública». El CCCEH extrajo conclusiones similares en una prueba realizada en 2009 con un grupo de mujeres afroamericanas y dominicanas no fumadoras. «La contaminación atmosférica no conoce barreras», indicó Linda Birnbaum, directora del Instituto Nacional de las Ciencias de la Salud Ambiental de Estados Unidos, organismo que ha financiado el estudio referido. «Científicos de todo el mundo corroboran que la contaminación atmosférica es perniciosa para el desarrollo infantil.»
Países
Polonia, Estados Unidos