Un nuevo estudio aconseja comer menos para vivir más y mejor
Un equipo de investigadores británicos y estadounidenses ha descubierto que la restricción de calorías puede prolongar la vida. Los resultados de su estudio, publicado en la revista Science, indican que ingerir menos calorías puede no sólo prolongar la vida, sino también fortalecer la salud y prevenir muchas de las enfermedades más comunes asociadas a la vejez. Los científicos, pertenecientes al University College de Londres (Reino Unido), a la Escuela de Gerontología de la Universidad del Sur de California - Davis (USC-Davis) y a la Facultad de Medicina de la Universidad Washington de San Luis (ambas en Estados Unidos), realizaron pruebas de restricción calórica en roedores y observaron que una menor ingesta de comida tenía un efecto considerable en las rutas moleculares relacionadas con el envejecimiento. Además, sus resultados sugieren que, en organismos menos complejos, la limitación del contenido calórico puede doblar o incluso triplicar la esperanza de vida. No obstante, el primer firmante del estudio, el profesor Luigi Fontana, de la Facultad de Medicina de la Universidad Washington, puntualizó que el principal propósito de la investigación consistía en aumentar la calidad de vida de las personas y en ayudarles a prevenir las enfermedades relacionadas con la vejez. «El objetivo de mi trabajo no es prolongar la vida hasta los 120 o 130 años», explicó. «La esperanza de vida actual en los países occidentales ronda los 80 años, pero son demasiadas las personas que sólo gozan de buena salud hasta que alcanzan la cincuentena. Nosotros nos proponemos aprovechar nuestros descubrimientos sobre la restricción calórica y otras intervenciones de carácter genético o farmacológico para estrechar la distancia entre el ciclo vital y el "ciclo sano". Pero también es cierto que, si se prolonga ese periodo vital sano, el ciclo vital bien podría extenderse hasta los cien años.» El equipo de investigación redujo la ingesta de calorías de los roedores entre un 10% y un 50%, lo que provocó, entre otros efectos, un freno a la actividad de rutas químicas relacionadas con la glucosa y el factor de crecimiento similar a la insulina de tipo I (IGF-1). Esta disminución del contenido calórico alargó la vida de los roedores de forma considerable al reducir su propensión a enfermedades de la vejez como el cáncer y los problemas cardiovasculares y cognitivos. «Cerca del 30% de los animales sometidos a restricción calórica mueren a edad avanzada sin padecer ninguna de las enfermedades habituales de la vejez», aseguró el profesor Fontana. «En cambio, la gran mayoría de los animales sometidos a una dieta común desarrollan una o más enfermedades crónicas como el cáncer o alguna cardiopatía. El ciclo sano y el ciclo vital coinciden en entre el 30% y el 50% de los animales sometidos a restricción calórica o portadores de mutaciones genéticas en las rutas relacionadas con el envejecimiento. Al final mueren, pero no enferman.» Esta investigación tiene especial relevancia dada la desproporcionada prevalencia de la obesidad en el mundo occidental. El sobrepeso y la obesidad pueden ser la causa de un número muy elevado de afecciones graves, como enfermedad cardiovascular, diabetes y ciertos tipos de cáncer. La obesidad infantil en concreto es especialmente preocupante, puesto que la dieta a base de «comida basura» que siguen miles de niños podría provocarles problemas crónicos de salud y sobrepeso al llegar a una edad adulta. El profesor Fontana opina que las tendencias nutricionales actuales ampliarán la diferencia entre ciclo sano y ciclo vital, más que acortarla. Además, el ciclo vital medio podría acortarse, ya que miles de personas desarrollan enfermedades relacionadas con la dieta como la diabetes de tipo 2 que podrían prevenirse. No obstante, considera que si los especialistas en nutrición lograran averiguar el grado de restricción calórica necesario para alargar la vida y reforzar la salud, se podrían desarrollar medicamentos que actuasen sobre las rutas afectadas por dicha restricción para que la salud se conserve al envejecer. Los consejos dietéticos siempre se han basado en datos epidemiológicos, pero las últimas investigaciones indican que también tienen sentido desde el punto de vista molecular, señaló el profesor Fontana. «Ahora hemos pasado de la epidemiología a la biología molecular. Sabemos que ciertos nutrientes y la reducción de la ingesta de calorías pueden influir en el IGF-1 y en otras rutas químicas. Creemos que pronto seremos capaces de aprovechar estos conocimientos para prolongar la vida de la población y mejorar su salud.»
Países
Reino Unido, Estados Unidos