Nueva investigación sobre los abetos navideños
En esta época del año millones de personas decoran el árbol de Navidad con guirnaldas, estrellas y demás adornos, pero pocas saben que las píceas o abetos de Navidad tradicionales pertenecen a una especie con millones de años de antigüedad y que su ADN es siete veces mayor que el de un humano. Un equipo de investigadores suecos se ha propuesto realizar un mapa genómico de la pícea de Noruega (Picea abies) mediante el proyecto más grande hasta la fecha dedicado al ADN de las coníferas. En el proyecto, que tendrá una duración de entre cuatro y cinco años, trabajará un consorcio de investigadores pertenecientes al UPSC («Centro de Botánica de Umeå»), el Real Instituto de Tecnología (KTH) y el Instituto Karolinska, todos de Suecia. También participarán en él investigadores de Canadá, Italia y Bélgica. El proyecto recibirá una financiación de 75 millones de coronas suecas (7,2 millones de euros) de la fundación Knut y Allice Wallenberg, una organización sueca dedicada a la financiación de la ciencia. «Que el genoma de la pícea de Suecia sea el primero en ser puesto sobre el papel es un hecho extremadamente importante tanto para la ciencia de la silvicultura como para la industria forestal de este país», afirmó el profesor Ove Nilsson del UPSC, el cual presidirá el grupo de dirección del proyecto. «Un mapa completo de los genes de la pícea revolucionará la investigación forestal sueca y nos permitirá aprovechar mejor la madera en bruto.» Existen más de seiscientas especies de coníferas, que son árboles perennes en su mayoría y portadores de conos entre los que se incluyen la pícea y el pino. Se cree que son los árboles más viejos del mundo. Han sobrevivido a catástrofes geológicas y meteoritos, son anteriores a los dinosaurios y todavía predominan en muchas zonas del planeta. La estructura genética de las coníferas posee una gran complejidad y su ADN se estructura en doce cromosomas. Una célula de una pícea o un pino posee siete veces más ADN que una célula humana, pero la comunidad científica aún no ha dado con una explicación a este hecho. «La genética de la pícea es verdaderamente interesante», afirmó el director del proyecto, el profesor Pär Ingvarsson de la UPSC. «Genéticamente, los árboles se diferencian mucho entre sí y, aunque la ciencia genética sueca en este ámbito siempre ha destacado, éste es un paso de gigante hacia el logro de material de cultivo adaptado a las condiciones tan distintas que predominan en nuestro país, sobre todo ahora que nos enfrentamos al cambio climático.» El mapa genómico de la pícea poseerá un valor económico incalculable para Suecia, puesto que este árbol domina la industria forestal del país y es su principal materia prima. El profesor Stefan Jansson del UPSC declaró que «nos brindará la posibilidad de desarrollar pruebas genéticas sobre las diversas propiedades de los árboles, como por ejemplo el valor de la madera como combustible, o la resistencia de los árboles a heladas o enfermedades, como ha ocurrido con el mapa del genoma humano en el campo de la medicina.» Los rápidos progresos en la tecnología de secuenciación de ADN durante los últimos dos años han permitido la puesta en marcha de un proyecto de mapeado del genoma de tan grandes dimensiones. «Esta iniciativa beneficiará a muchos otros científicos suecos, por lo que se puede decir que el efecto agregado final será enorme», aseguró el profesor Jan Stenlid del UPSC. «Por ejemplo, nos dotará de una capacidad sin precedentes para comprender y combatir dos males importantes que azotan la silvicultura sueca: el gorgojo del pino y la podredumbre radical.»
Países
Bélgica, Canadá, Italia, Suecia