Un estudio esclarece el modus operandi de las células asesinas naturales
Un grupo de investigadores europeos ha descubierto cómo las células «asesinas naturales» del sistema inmunitario determinan si una célula está enferma y es necesario destruirla o si, por el contrario, está sana y se puede dejar intacta. Los resultados, publicados en la revista PLoS (Public Library of Science) Biology, podrían conducir al desarrollo de nuevas formas de estimular la actividad de estas células y de tratar enfermedades. Las células asesinas naturales (NK), de las cuales existen más de 1.000 en cada gota de sangre, son leucocitos que desempeñan una función importante en el sistema inmunitario innato del organismo. Las células NK recorren el cuerpo y constituyen la primera línea de defensa contra tumores e infecciones virales y bacterianas. Cuando se adhieren a una célula enferma, las células NK vierten gránulos tóxicos sobre la misma. Sin embargo, mientras viajan por el cuerpo, las células NK también se suelen adherir a células perfectamente sanas para después desprenderse de éstas y seguir su rumbo dejándolas intactas. Hasta ahora no se conocía el mecanismo empleado por las células NK para distinguir entre células sanas y enfermas. En este estudio, científicos de Alemania, Francia, Países Bajos y Reino Unido utilizaron microscopios de alta velocidad para observar el «proceso de decisión» de las células NK. Sus investigaciones revelaron que la clave de este proceso radica en la interacción entre las proteínas de la superficie de la célula NK y las de la superficie de la célula inspeccionada. «Se sabe desde hace tiempo que las proteínas de la superficie de las células asesinas naturales influyen en la respuesta a la pregunta "¿eliminar o no eliminar?", pero no sabíamos con exactitud la manera en la que estas señales moleculares proporcionan la respuesta adecuada», comentó el profesor Dan Davis del Imperial College de Londres (Reino Unido). «Nuestra investigación ha demostrado que la información recogida por los receptores de su superficie indican a la célula NK si debe dejar de inspeccionar y empezar a destruir o, por el contrario, marcharse sin atacar y continuar la búsqueda.» Todas las células NK tienen dos tipos de receptores en su superficie: «activadores» que, como sugiere su nombre, activan la respuesta «asesina»; e inhibidores, que impiden que se active dicha respuesta. Cuando una célula NK se adhiere a otra cancerosa o infectada, se activa un gran número de receptores. Cuando esto ocurre, la célula NK se extiende alrededor de la superficie de la célula inspeccionada, controlando en todo momento los niveles de las señales de activación e inhibición. Si las señales de activación siguen siendo dominantes, la célula NK se mantiene adherida a la célula descubierta hasta destruirla. Por el contrario, las células sanas interactúan con más receptores de inhibición y con menos receptores de activación. Por consiguiente, las señales de inhibición dominan y la célula NK se desprende al instante de la célula sana y continúa su caza de células enfermas. «Aunque sabemos que las células NK desempeñan una función importante en nuestra respuesta inmunológica contra el cáncer y otras enfermedades, poseemos pocos conocimientos sobre su funcionalidad, es decir, cómo trabajan exactamente y cómo interactúan con las células que encuentran en nuestro cuerpo», concluyó la Dra. Fiona Culley, también del Imperial College de Londres y autora principal del estudio. «Este estudio amplía considerablemente nuestros conocimientos sobre cómo distinguen las células asesinas naturales entre células enfermas o sanas.»
Países
Alemania, Francia, Países Bajos, Reino Unido