Científicos demuestran que el calentamiento de los polos es antropogénico
Un equipo internacional de científicos ha demostrado por primera vez que la subida de las temperaturas en el Ártico y en la Antártida tiene su origen en la actividad humana. Varios estudios han desvelado indicios de calentamiento en ambos polos durante las últimas décadas. Las temperaturas del Ártico se han elevado al doble de velocidad que en el resto del planeta durante el último siglo, lo que ha producido una rápida reducción de la cantidad de hielo marino. En el hemisferio sur, los científicos han observado un rápido calentamiento en la Península Antártica, tendencia que se asocia con el dramático desplome de la meseta de hielo Larsen B en 2002. Sin embargo, hasta ahora no había sido posible relacionar de forma concluyente el calentamiento de las regiones polares con la actividad humana. De hecho, en el último informe publicado por el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), se llegaba a la conclusión de que «se ha detectado la influencia antropogénica en todos los continentes excepto en la Antártida debido a que las observaciones realizadas son insuficientes como para realizar una evaluación». Tal y como afirma el IPCC, la falta de datos es una de las razones por las que no se ha demostrado tal relación de forma concluyente: tan sólo hay en funcionamiento cien estaciones meteorológicas en el Ártico y apenas veinte en la Antártida. Además, los datos de la Antártida apenas se remontan hasta mediados del siglo XX, mientras que en el Ártico se retrotraen hasta hace cien años. Otro problema al que se enfrentan los científicos a la hora de aclarar las causas del calentamiento polar es la gran variabilidad natural del clima de esa región. En este estudio, publicado recientemente en la revista Nature Geoscience, investigadores de Reino Unido, Japón y Estados Unidos recopilaron registros térmicos de todas las regiones polares. También ejecutaron cuatro modelos climáticos fiables, unas veces utilizando sólo factores naturales como cambios en la actividad solar y erupciones volcánicas y otras introduciendo actividades humanas como las emisiones de gases de efecto invernadero y la reducción del ozono estratosférico. Sólo los modelos que tenían en cuenta las actividades humanas permitieron predecir con exactitud las tendencias térmicas observadas, lo que indujo a los científicos a concluir que el aumento de las temperaturas en las regiones polares no puede atribuirse únicamente a la variabilidad natural, sino que está causado de forma directa por la actividad humana. Los investigadores concluyeron que «en general, pese a las escasas observaciones, entendemos que el calentamiento inducido por el ser humano es detectable en estas dos regiones, las cuales muestran una gran vulnerabilidad al cambio climático». «Nuestros resultados demuestran que las actividades humanas ya han producido un calentamiento significativo en ambas regiones polares, con probables impactos en la biología polar, las comunidades indígenas, el equilibrio de las masas de las capas de hielo y el nivel de los mares.» «Sin duda, se trata de un trabajo de gran importancia», comentó el Dr. Alexey Karpechko de la Unidad de Investigación Climática de la Universidad de East Anglia (Reino Unido). «Diversas publicaciones anteriores ya pusieron de relieve el calentamiento ártico, aunque éste no ha sido nunca atribuido formalmente a la actividad humana. No obstante, en la Antártida, la imposibilidad de dicha atribución hasta ahora sólo se debía a una carencia de datos.» El Dr. Karpechko añadió que los cambios en la circulación atmosférica provocados por el agujero de la capa de ozono redujeron el calentamiento sobre la mayor parte de la Antártida, haciendo más difícil aún la detección de cambios antropogénicos. Dado que se espera que la capa de ozono se recupere en un futuro, podemos predecir un aumento en el calentamiento de la Antártida durante los años venideros, advirtió el Dr. Karpechko.
Países
Japón, Reino Unido, Estados Unidos