El cierre de escuelas podría ralentizar las pandemias de gripe, según un estudio
Cerrar las escuelas en una pandemia de gripe podría prevenir uno de cada siete casos de esta enfermedad y ralentizar la propagación del virus, según una nueva investigación financiada con fondos comunitarios. Mantener una reserva de vacunas antigripales y antivíricas es extremadamente caro, por eso los responsables políticos desean encontrar métodos no farmacéuticos para controlar la propagación de una posible pandemia de gripe en el futuro. Una de las opciones que más se considera es el cierre de las escuelas. Tal medida podría traer consigo altos costes sociales y económicos, pero hasta ahora hay pocas pruebas de su eficacia para prevenir la propagación de la enfermedad. En este estudio reciente, científicos de Francia y el Reino Unido analizaron datos recopilados desde 1984 por médicos franceses para ver cómo se ven afectados los índices de transmisión de la gripe durante las vacaciones escolares. Utilizaron esta información para crear modelos informáticos y ver cómo podría afectar el cierre de las escuelas a la transmisión de un hipotético virus H5N1 mutado de tal manera que pudiera transmitirse de una persona a otra. Sus hallazgos están publicados en la última edición de la revista Nature. El estudio reveló que el cierre prolongado de las escuelas durante una pandemia podría prevenir hasta un caso de cada siete de esta enfermedad. Asimismo, ralentizaría la propagación de la enfermedad y, así, la cantidad de niños que enfermaría en la peor semana del brote se reduciría en hasta un 40%. Esto ayudaría a disminuir considerablemente la presión de los profesionales de la salud en el punto álgido de la pandemia. Sin embargo, los investigadores advierten que cerrar las escuelas durante períodos de tiempo prolongados plantearía problemas, particularmente para los padres que trabajan, quienes tendrían que encontrar formas alternativas para el cuidado de sus hijos. «Cerrar las escuelas durante mucho tiempo no es una opción que se pueda tomar a la ligera, ya que tendría un gran impacto económico y social, y es difícil predecir hasta qué punto influiría en la transmisión de la enfermedad», explicó el profesor Neil Ferguson del Imperial College de Londres, uno de los autores del estudio. «Aunque los niños no estén en la escuela, seguirán estando en contacto con otros niños y adultos de su entorno y propagando el virus a través de estos contactos. También pensamos que los padres tendrían que idear otras soluciones para el cuidado de sus hijos para poder seguir trabajando, lo que significa que darían lugar al equivalente de pequeñas escuelas donde el virus podría transmitirse fácilmente», añadió. Los científicos también apuntan que los servicios médicos podrían verse influidos por el cierre de las escuelas, ya que algunos trabajadores de la salud no podrían ocuparse de los enfermos si tuvieran que quedarse en casa cuidando de sus niños. No obstante, los investigadores indican que sus conclusiones «no descartan el cierre de las escuelas en una pandemia grave», si bien los gobiernos no deberían recurrir a esta medida únicamente. «Nuestra investigación muestra que el cierre de las escuelas podría ser una medida útil para ralentizar la propagación de una pandemia de gripe», comentó el Dr. Simon Cauchemez del Imperial College de Londres. «Sin embargo, su eficacia dependería en gran medida de que se tomaran también otras medidas, como la vacunación o los medicamentos antivíricos.» El apoyo comunitario para esta investigación provino de los proyectos SARSTRANS («Control policy optimisation for SARS and other emerging infections - characterising transmission dynamics and estimating key epidemiological parameters») e INFRTRANS («Transmission modelling and risk assessment for released or newly emergent infectious disease agents»), ambos financiados por el área temática «Investigación en apoyo de las políticas» del Sexto Programa Marco (6PM). Actualmente, la cepa H5N1 de la gripe está restringida a las aves. Según las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 379 personas han contraído la enfermedad desde 2003, de las cuales murieron 239.
Países
Francia, Reino Unido