La puesta al día en supercomputación debe realizarse a nivel europeo, según un experto
La potencia de la supercomputación en la ingeniería de materiales, la investigación sobre el cambio climático y la genética se ha convertido en un factor central del éxito tanto en la ciencia como en la ingeniería debido a que permite a los investigadores probar sus teorías y modelos por medio de la simulación. No obstante, las supercomputadoras todavía están financiadas y funcionan en gran medida a nivel nacional, separadamente y no como una red mucho más potente. En el proyecto PRACE («Partnership for Advanced Computing in Europe» o Asociación para la computación avanzada en Europa) han tomado la determinación de cambiar esto mediante la creación de una infraestructura europea permanente de supercomputación. La Comisión Europea invertirá más de veinte millones de euros en el proyecto PRACE durante los dos años próximos, fondos provenientes del Séptimo Programa Marco (7PM). Y para mediados de 2009 o, a más tardar, para finales de ese año, los socios del proyecto de Austria, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Países Bajos, Noruega, Polonia, Portugal, España, Suecia, Suiza y Reino Unido esperan poder construir un sistema petaflop: una máquina capaz de realizar mil billones de operaciones por segundo. La idea es la siguiente: establecer una red de supercomputadoras en toda Europa, lo que permitirá a los mejores científicos e ingenieros de Europa acceder a un poder de la supercomputación que satisfaga los retos internacionales; una tarea que no pueden realizar los centros de supercomputación nacionales. Se les dará acceso independientemente del país del cual provengan; sus proyectos serán evaluados por expertos. «La ciencia y la economía necesitan un poder de procesamiento del nivel más alto; la primera para llevar a cabo investigación de vanguardia, y la segunda para crear innovación», afirmó el profesor Achim Bachem, director del centro de investigación Jülich y coordinador de PRACE. «En todas las ciencias naturales, las supercomputadoras se han convertido en una herramienta indispensable. En el futuro, los grandes avances del conocimiento se conseguirán exclusivamente con la ayuda de las ciencias de simulación.» «Pienso que en Estados Unidos descubrieron realmente que la supercomputación es la tecnología clave para la ciencia o para cuestiones económicas», explicó en una entrevista el profesor Bachem. «Ellos tienes alrededor de diez veces más potencia que Europa en esta tecnología clave. No hay duda de que Estados Unidos es el número uno, pero Japón y el resto de Asia son también competidores muy fuertes.» Según el proyecto TOP500, que clasifica los quinientos sistemas de computación más potentes y conocidos del mundo, siete de los diez sistemas que encabezan la lista están ubicados en Estados Unidos. Sólo dos de ellos se encuentran en Europa, uno en Alemania y uno en Suecia, mientras que uno de ellos se encuentra en la India. «Si queremos apoyar nuestra industria, soy de la idea de que tenemos que recuperar el tiempo perdido y sólo lo podemos hacer a nivel europeo», señaló el profesor Bachem. Esto es una gran verdad en este campo, ya que tratar de alcanzar a los líderes en este ámbito de computación de alto rendimiento (HPC) exigirá una inversión considerable: «La infraestructura necesaria para la supercomputación, para afrontar los retos de hoy y de los años próximos, costará alrededor de 400 y 500 millones de euros durante un período de dos años», explicó el profesor Bachem. «Indudablemente, esto es demasiado para un solo país. Y hay necesidad de considerar esto como una infraestructura de investigación europea con el apoyo de todos los países europeos.» No obstante, antes de esto se deberán sobrepasar muchos retos, y el más difícil es más bien jurídico que técnico, afirmó el profesor Bachem: «Si deseamos realmente construir una infraestructura europea, tenemos que decidir qué modelo es más apropiado para esta infraestructura. ¿Debería ser un modelo como el CERN [la Organización Europea para la Investigación Nuclear], como la ESA, la Agencia Espacial Europea, o como cualquier otra organización europea? No es fácil determinar una entidad jurídica idónea que se ajuste a todas las restricciones que hay en los diferentes países.» El reto técnico será doble: por un lado, los investigadores del proyecto PRACE tendrán que desarrollar un sistema de hardware petaflop adecuado que funcione con cien mil procesadores. Por otro lado, ya existe el software: «Todavía no estamos acostumbrados a manejar tantos procesadores. Así que tenemos que rediseñar nuestros algoritmos, quizá también replantear nuestras teorías para abordar los problemas que pueden surgir de trabajar con tantos procesadores.» Aún así, el profesor Bachem confía en que se logrará el objetivo de petaflop dentro del plazo fijado. Pero en un campo que evoluciona tan rápidamente como es el de la informática, esto no es el límite. Entonces ¿dónde se encontrará la supercomputación dentro de veinte años? «Es muy difícil prever el futuro», afirmó el profesor Bachem, «pero estoy seguro de que en 20 ó 25 años ya estaremos más allá del exaflop, que es un paso detrás del petaflop. Tal vez ya tengamos el prototipo de computadora cuántica. Si se produce el mismo crecimiento exponencial que hemos experimentado en los últimos veinte años, habrá máquinas increíblemente rápidas y que tendrán una enorme necesidad de espacio, y estas máquinas serán muy diferentes de las que tenemos hoy.»