La UE financia un proyecto para el desarrollo de un sistema de alerta temprana de terremotos
El desarrollo de las herramientas necesarias para poner en marcha un sistema eficaz de alerta temprana de terremotos en Europa es el objetivo del proyecto comunitario SAFER («Seismic Early Warning System for Europe»). El sistema se basa en el hecho de que los terremotos generan ondas de dos tipos. Las ondas primarias o de tipo P avanzan a bastante velocidad, esto es, a unos 6 kilómetros por segundo; en cambio, las ondas secundarias o S son más lentas, viajando a velocidades de 3,5 kilómetros por segundo. El grueso de los daños lo causan las ondas S. «Las ondas P no son las más peligrosas», explica el Profesor Jochen Zschau, del Centro Nacional alemán de Investigación de Geociencias y coordinador del proyecto. «Deben interpretarse como la señal de la llegada de ondas secundarias, mucho más peligrosas». Dependiendo de la distancia que medie entre el epicentro del terremoto y la ciudad afectada, puede transcurrir un puñado de segundos entre la llegada de las ondas P y la propagación de las ondas S, más lentas. Un puñado de segundos, aunque parezca poco tiempo, es el suficiente para apagar sistemas estratégicos y tomar medidas de reducción de daños, tales como el cierre de los semáforos en los puentes y de las estaciones de regulación de presión de gas, y la salvaguarda de datos y cierre de los sistemas informáticos. Asimismo, los escolares tendrían el tiempo justo para ponerse a salvo bajo las mesas. Éste es el objetivo del proyecto SAFER, el de abrir el camino al establecimiento de un sistema europeo de alerta temprana de terremotos capaz de detectar la propagación de ondas P y generar alertas automáticas para la realización de medidas como las que se acaban de describir. Ya existen algunos sistemas de estas características en el mundo: en Ciudad de México, por ejemplo, el sistema interrumpe, además, los programas de radio. En cambio, ninguna de las ciudades europeas cuenta con un sistema de alerta temprana, a pesar de que el riesgo sísmico está muy presente en toda la región mediterránea, con riesgo de propagación de oeste a este. El proyecto se centrará, en particular, en cinco ciudades dotadas de redes sísmicas de cobertura reducida: Estambul, Bucarest, Atenas, Nápoles y El Cairo. Uno de los objetivos fundamentales del proyecto SAFER es potenciar la cobertura de las redes existentes a través del establecimiento de sensores de alerta orientados a las personas. Este sistema prevé la adquisición de sensores por parte de hogares y empresas. Los detectores sísmicos irán integrados en una red. Las empresas tendrán la posibilidad de conectarlos a sus propios sistemas vitales para garantizar el cierre tan pronto como se detecten ondas P. Los socios del proyecto esperan tener finalizado un prototipo para cuando termine el proyecto. «Nuestra visión es que cada casa esté equipada con el dispositivo», comentó a Noticias CORDIS el Profesor Zschau. A los socios del proyecto les interesa también lo que ocurra inmediatamente después del terremoto. Cuando se produce un temblor sísmico, la cantidad de movimientos del suelo varía dependiendo del tipo de suelo, el espesor de sedimentos, las frecuencias de resonancia y otros factores. De lo que se trata es de crear, en los minutos siguientes al terremoto, mapas de los puntos en los que se ha registrado una mayor intensidad y daño sísmico. Esta información servirá para que las unidades de respuesta a desastres prioricen mejor sus tareas. La ayuda comunitaria para el proyecto procede de la sección temática «Desarrollo sostenible, cambio planetario y ecosistemas» del Sexto Programa Marco (6PM). El proyecto, iniciado en junio de 2006, concluirá a finales de 2008.