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Embedding crop diversity and networking for local high quality food systems

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Un paradigma «centrado en la vida» para la agricultura del futuro

Ha llegado el momento de cambiar. Con la diversidad agrícola en un mínimo histórico, el consorcio DIVERSIFOOD ha estado recopilando valiosos conocimientos sobre cultivos olvidados e infrautilizados para crear un mercado más diversificado y sostenible en el que se priorice la calidad.

A lo largo de la década de los años setenta del siglo pasado, unos científicos de Europa empezaron a recopilar bancos de genes de especies vegetales comestibles. Dado que las variedades y las prácticas agrícolas modernas estaban asaltando el mercado, creyeron que no disponían de mucho tiempo antes de que se extinguieran variedades completas de vegetales. La historia les ha dado la razón: mientras que históricamente se utilizaban alrededor de 7 000 plantas en agricultura, actualmente el 75 % de los alimentos de todo el mundo se obtienen de tan solo 12 plantas y 5 animales. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 60 % de la ingesta calórica de la población mundial procede tan solo de tres plantas: el arroz, el trigo y el maíz. Y los bancos de genes no han progresado mucho desde su creación. «Nuestro proyecto se basa en dos hipótesis: la primera es que la diversidad de vegetales cultivados es la base para la creación de unos sistemas alimentarios más sostenibles y resistentes; y la segunda, que la meta final de tales sistemas agrícolas resilientes es proporcionar alimentos de gran calidad», explica la doctora Véronique Chable, científica experimentada de INRA y coordinadora de DIVERSIFOOD (Embedding crop diversity and networking for local high quality food systems). El principal objetivo del proyecto consiste en desarrollar un concepto de calidad alimentaria junto con estas líneas. El consorcio, que abarca toda la cadena alimentaria, desde los recursos genéticos hasta la comercialización, ha estado evaluando los recursos genéticos de doce especies vegetales olvidadas e infrautilizadas, creando métodos de cultivo innovadores, gestionando la diversidad en bancos de semillas comunitarios, realizando encuestas y formulando recomendaciones para la mejor gestión de los sistemas de semillas y una mejor organización de la investigación. Esto que lo que la doctora Chable denomina un paradigma «centrado en la vida», que tiene por objeto estimular la biodiversidad en todos los niveles de la cadena de valor. «En vez de cultivar variedades uniformes (como líneas puras, híbridos F1 y clones), hemos estado creando nuevas variedades poblacionales en las que todas las plantas de una única población son genéticamente distintas. Esto es fundamental para la sostenibilidad, el rendimiento de los cultivos, la calidad de los alimentos y la fitosanidad», explica la doctora Chable. Aparte de restablecer la diversidad, el consorcio espera que el proyecto facilite un cambio cultural en el que se prioricen los procesos vitales en lugar de las leyes de los mercados. Se espera que los nuevos modelos organizativos de DIVERSIFOOD ayuden a mantener procesos pioneros con múltiples actores integrados en territorios y comunidades, y que respalden la aparición de unos sistemas alimentarios basados en la diversidad que sean sostenibles a largo plazo. «Entretanto, DIVERSIFOOD se está planteando qué vías pueden preverse para apoyar y financiar con eficacia estas iniciativas locales y colectivas», destaca la doctora Chable. Está previsto que el proyecto llegue a su fin en febrero de 2019. A partir de ese momento, el equipo se centrará en una aplicación más amplia de su concepto. «Ha llegado el momento de empezar la transición desde las pruebas de concepto y las historias de éxito hacia una aplicación más sistemática de nuestro enfoque colectivo, con múltiples actores y conocimientos polifacéticos de la diversidad de los sistemas alimentarios. Movilizaremos colectivamente a los ciudadanos y los responsables políticos, centrándonos principalmente en los científicos que necesitan una formación interdisciplinaria adecuada y en los agricultores pertenecientes a redes que necesitan ayuda y apoyo para emprender de forma satisfactoria actividades de fitogenética e investigación. Ni el marco de financiación del proyecto, ni el "mercado" pueden responder a estas necesidades por sí mismos. Tenemos que buscar modelos organizativos y de financiación alternativos que tengan un impacto a una escala considerablemente mayor», concluye la doctora Chable.

Palabras clave

DIVERSIFOOD, agricultura, paradigma, cultivos olvidados, calidad de los alimentos, variedades

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