Inmunoterapia para tratar las enfermedades cardiovasculares
La obstrucción del flujo sanguíneo en el corazón provoca el infarto de miocardio, que tiene repercusiones perjudiciales sobre la función cardíaca. La mayoría de los tratamientos conllevan la restauración del flujo sanguíneo y la administración de sustancias farmacológicas que protegen el músculo cardíaco. Con todo, las terapias actuales para el tratamiento de las ECV solo logran reducir en un 30 % los accidentes cardiovasculares y varios tratamientos nuevos son incapaces de prevenir el deterioro de la función cardíaca tras un infarto de miocardio. Por lo tanto, existe una necesidad apremiante de desarrollar nuevas terapias a fin de limitar el lastre de las ECV. El proyecto financiado con fondos europeos RITA-MI trabajó bajo la hipótesis de que los linfocitos B desempeñan un papel fundamental en la inflamación que acompaña a una lesión miocárdica isquémica. Numerosos indicios señalan que los linfocitos B secretan la quimioquina CCL7 y reclutan monocitos inflamatorios al lugar del infarto, orquestando así la respuesta inflamatoria que provoca un mayor deterioro de la función cardíaca. Los pacientes que han sufrido un infarto agudo de miocardio y que presentan niveles elevados en sangre de sustancias producidas por los linfocitos B, o que activan estas células tras el infarto tienen un mayor riesgo de muerte y de infarto de miocardio recurrente. «Nuestro objetivo era desarrollar una nueva terapia para pacientes con infarto agudo de miocardio que actúe de manera específica sobre la respuesta inmunitaria de los linfocitos B», explica el profesor Ziad Mallat, coordinador del proyecto. Reducción de linfocitos B Ya existen anticuerpos monoclonales contra el antígeno CD20 de los linfocitos B, lo que facilita su evaluación mediante un ensayo clínico de prueba de concepto. El rituximab se ha empleado durante más de quince años en el tratamiento de enfermedades inmunomediadas, como la artritis reumatoide, o en pacientes con cáncer, y favorece la reducción de linfocitos B maduros que expresan el antígeno CD20. Los datos de más de diez millones de pacientes tratados con este medicamento demuestran una buena tolerancia y farmacocinética. Aunque el medicamento aún no ha sido evaluado contra la enfermedad cardíaca, pruebas recientes revelan que puede ser útil para tratar la inflamación y prevenir la insuficiencia cardíaca tras un infarto agudo de miocardio. El trabajo previo del consorcio demostró que una única dosis de anticuerpos anti-CD20 en un modelo murino preclínico para el infarto de miocardio mejoraba la función cardíaca y reducía el tamaño del infarto y la inflamación. Los anticuerpos anti-CD20 administrados exhibían una acción similar a la del rituximab al reducir temporalmente la concentración de linfocitos B inmunitarios en sangre. Pruebas clínicas para la inmunoterapia tras un infarto de miocardio RITA-MI fue concebido como un ensayo de seguridad de fase I para evaluar la seguridad del rituximab en pacientes con infarto agudo de miocardio. Los investigadores observaron la respuesta de los pacientes al medicamento en un entorno controlado y mediante un seguimiento a largo plazo. Además, evaluaron el efecto del rituximab sobre los linfocitos B en sangre inmediatamente después de la administración y durante el seguimiento posterior. Los datos preliminares señalan que una única perfusión con rituximab durante las primeras veinticuatro horas tras un infarto agudo de miocardio es segura y reduce sustancialmente la concentración de linfocitos B maduros en sangre. «El siguiente paso consiste ahora en evaluar el impacto del rituximab en la recuperación de la función cardíaca después de un infarto de miocardio a través de un ensayo clínico de fase II. Nuestros datos preclínicos sugieren que la reducción de los linfocitos B mejorará la recuperación de la función cardíaca tras un infarto de miocardio», afirma el profesor Mallat. La inmunoterapia debe administrarse durante la fase aguda del infarto de miocardio para minimizar la necrosis y la inflamación tisular y mejorar la recuperación de la función cardíaca. El profesor Mallat anima a las empresas farmacéuticas a participar en este segundo ensayo y hace hincapié en la necesidad de formar a los trabajadores sanitarios para que manipulen y administren el medicamento, así como para que reconozcan y traten todos los posibles acontecimientos adversos.
Palabras clave
RITA-MI, infarto de miocardio, enfermedades cardiovasculares (ECV), linfocitos B, rituximab, inmunoterapia, anticuerpos anti-CD20, ensayo de seguridad de fase I