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Cultures of Disaster Resilience among children and young people

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Al enfrentarse a las catástrofes, la experiencia de los jóvenes importa

Cuando se produce una catástrofe, los niños y los jóvenes son considerados a menudo como uno de los grupos más vulnerables, y deben ser protegidos en la medida de lo posible de las duras realidades que se les presentan. Aunque esto puede ser cierto, el proyecto CUIDAR argumenta que en realidad estos grupos pueden aportar experiencias y conocimientos valiosos.

Sabemos de hecho que cada comunidad tiene sus propios puntos fuertes y vulnerabilidades, y que, en caso de catástrofes, los menos desfavorecidos pueden activar sus capacidades internas de resiliencia para enfrentar y recuperarse de una crisis. Sin embargo, lo que menos se reconoce —al menos en Europa— es que los niños y los jóvenes también tienen una gama muy amplia de capacidades, así como su propio papel que desempeñar. «Es verdad que los niños son especialmente vulnerables en caso de catástrofes, pero también son unos excelentes divulgadores de información. Tienen el potencial de ser catalizadores para el cambio positivo dentro de sus comunidades y pueden participar activamente en actividades de reducción del riesgo de catástrofes», explica la profesora Maggie Mort, coordinadora del proyecto CUIDAR (Cultures of Disaster Resilience among children and young people) en nombre de la Universidad de Lancaster. En países como Australia, los Estados Unidos, Japón y Nueva Zelanda, ya se está produciendo un cambio: la participación de los niños se ha convertido en un aspecto importante de la gestión de catástrofes y sus necesidades, opiniones y capacidades se tienen cada vez más en cuenta. Europa, sin embargo, sigue rezagada, tal y como lo demuestra la investigación realizada en el marco de CUIDAR. «Revisamos políticas y proyectos financiados con fondos europeos y nacionales, así como bibliografía científica. Aunque encontramos una serie de iniciativas destinadas a concienciar a los niños sobre el riesgo, había muy pocas pruebas de que los niños participaran de manera significativa en la gestión de emergencias o en el trabajo de resiliencia de la comunidad en los países asociados», señala la profesora Mort, coordinadora del proyecto CUIDAR en nombre de la Universidad de Lancaster. De hecho, los niños y los jóvenes rara vez son considerados como un grupo con experiencia y conocimientos lo suficientemente valiosos como para tenerlos en cuenta. El consorcio CUIDAR, junto con la ONG Save the Children, lleva abordando este problema desde 2015 mediante el diálogo con niños y jóvenes; ejercicios de aprendizaje mutuo en los que participan tanto niños como expertos en catástrofes; diálogo a nivel nacional con los responsables políticos; y una plataforma a nivel europeo para compartir las mejores prácticas. El proyecto también elaboró el primer marco de la Unión Europea para la participación de los niños y los jóvenes en la gestión de catástrofes. El logro más importante de CUIDAR, según la profesora Mort, fue la participación activa de más de 550 niños de Grecia, España, Italia, Portugal y el Reino Unido. «Los niños procedían de una amplia gama de orígenes y, en el caso de Grecia, los niños con discapacidad visual y auditiva estaban involucrados y podían compartir sus experiencias», señala. Los profesionales y los responsables políticos también participaron estrechamente en el proyecto, y la profesora Mort dice que sus reacciones fueron «abrumadoramente positivas». CUIDAR fue, en particular, una oportunidad para presentarles los derechos básicos de los niños (por ejemplo, el artículo 12 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño) y las propuestas y sugerencias muy prácticas e incisivas de los niños consultados durante la duración del proyecto. «Las partes interesadas mostraron una fuerte voluntad y compromiso para seguir con este tema en su propio trabajo diario, y esperamos que nuestro trabajo de difusión, que incluye una película de seis minutos de duración, continúe atrayéndolos a participar. Además, actualmente estamos escribiendo un libro sobre los principales temas identificados en CUIDAR y estamos preparando otras publicaciones», dice la profesora Mort. En última instancia, el consorcio del proyecto espera que el marco CUIDAR sea ampliamente adoptado y ayude a conformar un mundo más seguro para niños, jóvenes y adultos. «Todos los planes realizados para mejorar y proteger al público deben tener en cuenta a todos los grupos culturales. Nuestro trabajo pone de relieve que esto también se aplica a los niños y jóvenes cuya ciudadanía ha sido descuidada durante demasiado tiempo. Sostenemos que para que las sociedades se vuelvan resilientes, las voces de los niños y los jóvenes deben ser escuchadas y comprendidas a lo largo de la preparación, la respuesta y la recuperación ante las catástrofes», concluye la profesora Mort.

Palabras clave

CUIDAR, catástrofe, niños, jóvenes, resiliencia, participación

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