El patrimonio cultural recibe una plataforma para hacer frente al cambio climático
La impresionante diversidad de los activos de patrimonio cultural en Europa, junto con la variedad de regiones climáticas distintas, crea un entorno complejo que requiere distintas políticas de adaptación para la conservación. El proyecto financiado con fondos europeos HERACLES (HEritage Resilience Against CLimate Events on Site) ha tratado de abordar estos retos desarrollando un sistema de plataforma informática modular que pueda personalizarse en función de distintas necesidades y estándares. La plataforma recopila e integra información de varias fuentes, como imágenes obtenidas vía satélite de los sitios de patrimonio, para facilitar que las decisiones sobre mantenimiento y conservación se tomen sobre una base fundamentada. El proyecto HERACLES reúne información procedente de varias fuentes, principalmente usuarios finales, lo que representa una especie de colaboración masiva del patrimonio cultural. El análisis contextual, de la salud de los sitios y de los riesgos forman la base de esta plataforma, que posteriormente ofrece datos históricos, mapas temáticos y modelos tridimensionales. Los ecologistas y arqueólogos pueden utilizar estos datos para ejecutar análisis que tengan en cuenta los impactos del cambio climático y desarrollar modelos específicos para supervisar y mitigar estos riesgos. Una vez que finalice este proyecto en abril de 2019, la plataforma estará disponible comercialmente para los responsables de adoptar decisiones sobre el patrimonio cultural. «Lo que hace única esta plataforma es que puede proporcionar una enorme cantidad de datos orientados a las necesidades específicas del sitio», explica la coordinadora del proyecto, la doctora Giuseppina Padeletti del Consejo Nacional de Investigación de Italia. «Que yo sepa, actualmente no existe nada similar». Por ejemplo, otras plataformas son capaces de proporcionar datos que solo pueden utilizarse en circunstancias específicas. Por otra parte, el proyecto HERACLES también tiene como finalidad aumentar la concienciación sobre la necesidad de impulsar la resiliencia frente al cambio climático en el sector del patrimonio cultural, un campo complejo que implica diferentes cuestiones y actores expertos, políticos y sociales. «Queremos crear una sociedad más consciente culturalmente», añade la doctora Padeletti. Poner en práctica los hallazgos realizados Todo el trabajo ha sido realizado en dos sitos de patrimonio cultural que representan todo un reto: la ciudad histórica de Gubbio, en el centro de Italia, y Heraclión, en la isla griega de Creta. Estos sitios fueron seleccionados porque ejemplifican las amenazas que plantea el cambio climático para el patrimonio cultural. «Comenzamos estudiando los principales problemas que afectan a estos sitios, con el objetivo de desarrollar soluciones y métodos globales que fuesen aplicables en toda Europa», explica la doctora Padeletti. «También quisimos seleccionar dos sitios donde viviese y trabajase la gente, y que formasen parte del tejido de la vida cotidiana». Gubbio, ubicada en la región sísmica de Umbría, es una bella ciudad medieval construida en la ladera de una montaña. Al igual que muchas ciudades medievales, está escasamente preparada para hacer frente a las precipitaciones intensas, que pueden causar corrimientos de tierras y erosión. Por su parte, en Heraclión, en la isla griega de Creta, el aumento del nivel del mar y los intensos oleajes amenazan la fortaleza marina de Koules, mientras que los fuertes vientos y el aire salino están corroyendo el Palacio de Cnosos, de 4 000 años de antigüedad, hogar del mítico minotauro y uno de los más bellos ejemplos de la civilización mediterránea antigua. El equipo confirmó que el cambio climático representa una auténtica amenaza en diversos modos. Para los sitios culturales, esto puede significar que los monumentos sean arrastrados al océano debido al aumento del nivel del mar y a las tormentas más fuertes, o que se erosionen gradualmente debido a las fuertes lluvias y a los corrimientos de tierras. Independientemente de dónde se encuentre un activo cultural, los efectos del cambio climático estarán presentes. Crear resiliencia El proyecto HERACLES también ha tratado de aumentar la concienciación sobre el hecho de que el patrimonio cultural es parte integrante y fundamental de la vida cotidiana europea». «El patrimonio cultural presenta un sólido componente social y económico», comenta la doctora Padeletti. «Los habitantes locales a menudo se sienten excepcionalmente unidos al patrimonio cultural que les rodea y habitualmente dependen de los sitios del patrimonio para obtener ingresos a través del turismo. A este respecto, las ciudades históricas son activos vivos que los habitantes se sienten motivados a proteger». Por otra parte, Europa ha experimentado graves crisis económicas que han traído consigo limitaciones del gasto y de las inversiones públicas. Los Gobiernos no siempre consideran el patrimonio cultural como una prioridad. A este respecto, la plataforma HERACLES ayudará a los responsables políticos a priorizar los trabajos de restauración y de desarrollo. Por otra parte, se han elaborado metodologías y protocolos nuevos para identificar sitios que necesitan aumentar su resiliencia climática, que están disponibles de forma gratuita en el sitio web del proyecto. Ahora que el proyecto entra en su año final, la doctora Padeletti espera recopilar más datos y refinar todavía más la plataforma. Ofrecer un acceso a datos específicos sobre la resiliencia al cambio climático ayudará a garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar de nuestro patrimonio cultural compartido en lugares como Gubbio y Heraclión.
Palabras clave
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