Encontrar formas de vida primitiva en Marte es posible pero más difícil de lo que se creía
Asociar la vida con la presencia de oxígeno es un error muy común. Si damos esto por cierto, y teniendo en cuenta que no hay oxígeno en la atmósfera de Marte, resulta fácil concluir que Marte no es apto para la vida. Sin embargo, algunos organismos terrestres han permitido demostrar que la vida puede existir incluso sin oxígeno. Algunas de estas formas, denominadas microorganismos anaerobios, se destacan por su capacidad para sobrevivir en entornos extremos comparables a los de Marte. La cuestión de fondo en el proyecto MASE (Mars Analogues for Space Exploration) fue si este tipo de microorganismos anaerobios existieron alguna vez en Marte y, en tal caso, cómo cabría detectarlos tras haberse muerto y fosilizado. «Sabemos que el planeta contaba con mucho más líquido que ahora y que ha habido agua en su superficie durante el tiempo suficiente como para albergar vida. Ahora tenemos que averiguar si existían formas de vida capaces de aprovechar esta situación o si existían obstáculos concretos a la vida que pudiesen haber influido en la capacidad del planeta para albergar vida», declara Charles Cockell, profesor de astrobiología en la Universidad de Edimburgo y coordinador de MASE. Es más, el equipo a cargo del proyecto se desplazó a distintos lugares de la Tierra en los que es posible encontrar formas de vida anaerobia, como Río Tinto (España), Islandia y entornos en las profundidades del subsuelo. Obtuvieron muestras y las trajeron al laboratorio para comprobar su capacidad para tolerar distintos tipos de situaciones extremas. «Queríamos comprobar los límites de la vida en la presencia de oxidantes, percloratos y otras sustancias químicas y condiciones que suelen ser muy raras en la Tierra pero que definen a la perfección las condiciones en la superficie de Marte», explica el profesor Cockell. «Pero además, hemos procurado entender cómo se conservan los organismos fosilizados en estas condiciones, un vacío en el conocimiento que ya hemos llenado». El equipo utilizó dos métodos principales. Uno se sirve de anticuerpos para detectar vida en entornos rocosos y fosilizados, mientras que el otro utiliza un nuevo tipo de espectroscopia de plasma inducido por láser (LIBS) en el que se dispara un láser a las muestras para revelar todos los elementos que incluyen. «Por ejemplo, obtuvimos muestras de permafrost y las radiamos antes de observar si podríamos detectar indicios de vida en estas rocas tras haberlas procesado en condiciones similares a las de Marte. También mostramos que nuestro instrumento nuevo puede detectar biofirmas en estas muestras de permafrost antiguas», aclara el profesor Cockell. Los resultados de estos experimentos ofrecieron una amplia gama de oportunidades de formación. En primer lugar, identificamos un conjunto principal de microbios que pueden encontrarse con independencia del entorno, lo que implica que existe un «conjunto principal de capacidades» necesario para sobrevivir en entornos extremos que podrían ser los mismos que en Marte. El equipo mostró además cómo los microbios son capaces de utilizar los mismos mecanismos de adaptación para vivir en Marte tal y como lo hacen en la Tierra. Por último, compilaron datos nuevos que muestran que los microbios anaerobios se fosilizan en condiciones anaerobias y que este proceso de fosilización podría modificar nuestra capacidad para encontrar estos microbios. «Hemos descubierto que es posible detectar restos de microbios anaerobios. Pero más interesante resultó que al fosilizarse estos organismos, sus biofirmas pueden desaparecer en los minerales y dificultar enormemente su búsqueda. Nuestro trabajo nos permite buscar microbios, pero lo cierto es que resulta mucho más complicado de lo que pensábamos en un primer momento», explica el profesor Cockell. El proyecto no tenía una misión concreta en mente, pero el profesor Cockell añade que misiones como Exomars, Mars 2020 e incluso futuras misiones de exploración a Marte con humanos podrían aprovechar los datos ofrecidos por MASE.
Palabras clave
MASE, Marte, anaerobio, percloratos, espectrómetro, microbios, microorganismos