Mi profesor robótico
Científicos financiados con fondos europeos pusieron en marcha el proyecto EASEL y crearon robots autónomos capaces de ejecutar tareas didácticas. «Si la sociedad no está dispuesta a invertir en profesores humanos para lograr un aprendizaje altamente individualizado que se ajuste a las distintas maneras de aprender que tiene cada niño, la única respuesta que cabe es la tecnología», afirmó Paul Verschure, coordinador del proyecto y profesor de ciencia cognitiva y neurorrobótica en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (España). El equipo del proyecto, compuesto por cerca de veinte investigadores, creó un «sistema de control integrado para un sistema de tutoría robótico que ya podemos instalar en las aulas», declaró el profesor Verschure. El robot es capaz de leer, reaccionar al comportamiento y el estado emocional del alumno y adaptar sus respuestas. «Esto es inédito y se logra gracias a la autonomía con la que cuenta el robot. Aprende del alumno», indicó. Comunicarse como un profesor El proyecto de tres años de duración no solo se planteó construir un robot que los niños pudiesen aceptar como asistente en el aula. «El robot debe ajustar su comunicación para que el alumno pueda tratar con él; solo así es posible intercambiar el conocimiento programado en el sistema de enseñanza», explicó el profesor Verschure, a lo que añadió que no tiene sentido utilizar un robot para enseñar si no es capaz de captar el interés de sus alumnos. Lo que diferencia al robot EASEL del resto es que su sistema didáctico se basa en teorías científicas de la mente y el encéfalo y en trabajos efectuados en el proyecto acerca de los principios que rigen el aprendizaje infantil. «No se trata solo de poner un robot en el aula y ver qué pasa. Existen muy pocos conocimientos operativos en esta esfera de la pedagogía que puedan trasladarse a la robótica —explicó el profesor Verschure—, y si no entiendes cómo aprenden los niños ni su idiosincrasia, la tecnología no va a ser la solución». Experimentos en primaria El proyecto ejecutó experimentos con robots docentes en seis escuelas de primaria de Países Bajos, España y Reino Unido en las que participaron cerca de doscientos niños de ocho y nueve años que estaban aprendiendo los principios físicos que entran en juego en una barra de equilibrio. Los alumnos emplearon una barra de equilibrio real o una tableta con realidad virtual y aumentada. El robot ejerció de instructor, indicando a los alumnos qué hacer. «Desarrollamos protocolos de realidad virtual y aumentada validados para ofrecer contenidos educativos adicionales que pueden explicar, cuestionar y servir de herramienta educativa para el robot», añadió el profesor Verschure. El proyecto creó lo que el profesor Verschure describe como un tipo nuevo de herramienta educativa mecatrónica: una barra de equilibrio dotada de herramientas que forma parte de una arquitectura integrada capaz de medir lo que el niño hace con ella, de tal manera que el robot puede ofrecer información precisa sobre la situación. El impacto pedagógico puede analizarse al detalle, se pueden medir los niveles de comunicación, los conocimientos obtenidos o desechados, la variabilidad de cada alumno y, lo que es más importante, la confianza de cada alumno en su aprendizaje. Este último aspecto fue clave y más importante para el aprendizaje de lo que los investigadores habían previsto, según confesó el profesor Verschure. En otros experimentos realizados en museos de las ciencias de Barcelona y Sheffield (Reino Unido), el robot dictó una tabla de ejercicios a niños de catorce y quince años y les explicó cuánta energía gastaban. «La intención era la de enseñar hábitos de vida saludables como el ejercicio y su efecto en el organismo», informó el profesor Verschure. La dificultad ahora estriba en generalizar los resultados, por ahora limitados a tareas concretas con grupos de edades determinados, para crear robots autónomos que abarquen más ámbitos de la enseñanza.
Palabras clave
EASEL, robots, aprendizaje automático, inteligencia artificial, pedagogía, aprendizaje, realidad virtual, realidad aumentada