Cómo prepararse para el aumento del nivel del mar
Las zonas costeras de todo el mundo son extremadamente vulnerables a los efectos del cambio climático, tales como el aumento del nivel del mar, el aumento del caudal de los ríos y de fenómenos meteorológicos extremos. Por otra parte, el 40 % de la población del planeta y el 35 % del PIB mundial se localizan en estas zonas, siendo los países en vías de desarrollo particularmente vulnerables debido al crecimiento de megalópolis en deltas fluviales en proceso de subsidencia. No obstante, nuestro nivel de comprensión actual acerca de los efectos sobre la costa está fragmentado, puesto que dichos efectos se miden a escala local o regional. Además, las evaluaciones se centran principalmente en el daño directo sin tener en cuenta las repercusiones en el conjunto de la economía, sobre todo en los supuestos más favorables, donde el calentamiento global medio supera los 2 °C. Estas lagunas de conocimiento son objeto de estudio por parte del proyecto RISES-AM-, financiado por la Unión Europea. Sus objetivos eran determinar cuánto cambio climático pueden admitir las zonas costeras, cuál es la mejor forma de evaluar la eficacia de los intentos por defender nuestras costas y lo que pueden hacer las comunidades para protegerse. Adaptarse al aumento del nivel del mar Los científicos investigaron las repercusiones del cambio climático en la sociedad mediante el desarrollo de estrategias de adaptación a escalas local, regional y global. Las estrategias se refieren explícitamente a lo incierto de las presiones a las que se enfrentan las zonas costeras y a sus respuestas ante el cambio climático. Estos avances se están aplicando a las recomendaciones de políticas a escala regional, europea y global, y las tres se centran en la adaptación costera bajo supuestos climáticos extremos. «Esto nos permitirá determinar cuán eficaces serán las políticas costeras y las decisiones de cara a reducir los efectos climáticos», explica el profesor Agustín Sánchez-Arcilla, coordinador del proyecto RISES-AM-. Ahora es posible obtener una representación más exacta de la repercusión del clima y de las posibles contramedidas gracias a un análisis a escala local que combina los efectos de la erosión costera, las inundaciones y la salinización. La clasificación de las costas a escala regional ha permitido a las autoridades de urbanismo preparar planes de adaptación en diferentes horizontes de tiempo para garantizar una mayor protección de los recursos naturales y del valor socioeconómico de nuestras costas. Mientras tanto, los estudios a escala mundial muestran desde un punto de vista estrictamente económico que elevar la altura de diques marítimos o construir otros nuevos es una medida que puede estar justificada en el 10 % de las costas del mundo. Trabajar con la naturaleza y no contra ella «Una de las cosas más importantes que hemos averiguado ha sido la importancia de hacer que la naturaleza coopere con soluciones de ingeniería más convencionales», afirma el profesor Sánchez-Arcilla. «Algunos ejemplos de esto son permitir que las olas de tormenta descarguen en una playa y depositen material, mejorando de este modo su estabilidad a medio y largo plazo; o dejar que las costas reciban más sedimentos de ríos para incrementar su resiliencia». Los resultados del proyecto RISES-AM- demuestran que las intervenciones flexibles, como el retroceso planificado, pueden ofrecer un nivel de sostenibilidad mayor y proporcionar una solución más viable, desde un punto de vista económico, a largo plazo. El retroceso planificado permite que continúen los procesos naturales de erosión en lugar de resistirse a ellos mediante el uso de estructuras artificiales. Además, las soluciones rígidas, como las escolleras, solo proporcionan beneficios a corto plazo y podrían dar lugar a una mayor erosión. Los estudios de casos revelan también que los principales obstáculos a la adaptación de las costas son de tipo socioeconómico, puesto que existen soluciones técnicas suficientes que proporcionen, al menos a corto plazo, una protección costera suficiente y la reducción de los niveles de riesgo. «Las comunidades costeras, los responsables y órganos de decisión se beneficiarán del proyecto RISES-AM- al conocer mejor los riesgos de vivir en un entorno tan dinámico», concluye el profesor Sánchez-Arcilla. «Además, reconocerán mejor el modo en que la flexibilidad en la ordenación del terreno y las soluciones costeras que utilizan los recursos de la naturaleza pueden ser más sostenibles que las alternativas rígidas a corto plazo».
Palabras clave
RISES-AM-, cambio climático, supuestos más favorables, zonas costeras, retroceso planificado