Un nuevo dispositivo ofrece un mejor control de la glucemia en niños pequeños con diabetes de tipo 1
El número de pacientes afectados por la diabetes de tipo 1 está aumentando en todo el mundo, especialmente entre los niños pequeños. De acuerdo con la Federación Internacional de la Diabetes, en 2017 había más de un millón de niños afectados por la diabetes de tipo 1. En los pacientes afectados por esta enfermedad, que no puede prevenirse ni curarse, el sistema inmunitario destruye las células del páncreas encargadas de producir la insulina, lo que impide al organismo regular por sí solo las concentraciones de glucosa en la sangre. La gestión inadecuada de la glucemia puede dar lugar a la pérdida de la visión, enfermedad cardíaca y renal, e incluso la muerte si la concentración de glucosa disminuye de forma excesiva. Por consiguiente, es fundamental controlar eficazmente la concentración sanguínea de glucosa durante toda la vida del paciente. Esto generalmente implica la necesidad de supervisar la concentración de glucosa del paciente y el uso de bombas de insulina o la administración de inyecciones de insulina, en ocasiones varias veces al día. Sin embargo, el proyecto financiado con fondos europeos KidsAP está trabajando para transformar el tratamiento de la diabetes de tipo 1. Coordinado por la Universidad de Cambridge, el equipo de KidsAP está evaluando un páncreas artificial que podría mejorar el control de la glucemia en niños de 1 a 7 años con diabetes de tipo 1. «Este tipo de sistema no se ha probado nunca antes en una población tan joven. Podría cambiar completamente la perspectiva del tratamiento de los niños pequeños con diabetes de tipo 1», afirma el investigador principal, el profesor Roman Hovorka de la Universidad de Cambridge en una artículo de prensa publicado en el sitio web «News Medical». ¿Cómo funciona el páncreas artificial? El páncreas artificial es un sistema médico portátil que ha sido diseñado para proporcionar un sistema automático de administración de insulina mediante tecnología digital. Al suplir la función del páncreas natural, regula el suministro de insulina a partir de la concentración de glucosa presente en el organismo del niño. El sistema consta de tres componentes: una bomba de insulina, un monitor continuo de glucosa y un teléfono Android para calcular la dosis de insulina. Resultados prometedores a la vez que sorprendentes El páncreas artificial ha sido evaluado inicialmente en un estudio piloto llevado a cabo en Alemania, Luxemburgo, Austria y el Reino Unido. Se reclutó a veinticuatro niños con diabetes de tipo 1 para comparar el suministro de insulina del sistema con insulina diluida y de potencia estándar. Los niños, de entre 18 meses y 7 años, fueron divididos en dos grupos: uno que recibió insulina diluida durante tres semanas, seguido de insulina de potencia estándar durante tres semanas, y otro que recibió los mismos componentes en el orden contrario. Durante el estudio piloto se observaron muy pocos picos o valles de glucosa. Por otra parte, se eliminaron completamente las inyecciones para corregir la concentración de insulina y los análisis sanguíneos mediante punción en el dedo, lo que demuestra que el sistema resulta más eficaz para regular la glucemia de los niños que los tratamientos que se utilizan en la actualidad. El estudio también ofreció algunos resultados que los investigadores no habían previsto. Inicialmente, habían publicado en el sitio web del proyecto la hipótesis de que la insulina diluida «daría lugar a unas concentraciones más estables de glucosa al reducir las imprecisiones que se acentúan al administrar cantidades diminutas de insulina». Al contrario, los resultados demostraron que los niños que usaban el páncreas artificial no necesitaban en absoluto la insulina diluida, lo cual supone una ventaja dado que la insulina de potencia estándar resulta más segura y fácil de supervisar. En su siguiente fase, KidsAP (The artificial pancreas in children aged 1 to 7 years with type 1 diabetes) llevará a cabo un estudio más amplio con un máximo de noventa y cuatro niños del mismo intervalo de edad. La mitad de los niños usará el páncreas artificial y el resto usará una bomba de insulina de última tecnología, en tratamientos que durarán doce meses, para seguir evaluando la seguridad y la eficacia del dispositivo. Para más información, consulte: Sitio web del proyecto KidsAP
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Reino Unido