Un proyecto cataliza un nuevo enfoque para tratar el Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer supone la forma más común de demencia y presenta síntomas como una pérdida gradual de memoria y confusión. En la actualidad, no existe cura para este mal. No obstante, los científicos confían en que, a medida que se incremente el conocimiento sobre los procesos naturales que se producen en el organismo, será posible realizar diagnósticos más tempranos y desarrollar tratamientos más efectivos. De hecho, el éxito cosechado por el proyecto financiado con fondos europeos ORGANOZYMES ejemplifica el porqué del optimismo que muestran los investigadores dedicados al ámbito de la medicina. Gracias a conceder al investigador postdoctoral español Carlos Aydillo una beca intraeuropea Marie Curie, el profesor Morten Meldal, director del Centro de Bioquímica Evolutiva de la Universidad de Copenhague, ha podido realizar avances significativos en el campo de las moléculas catalíticas. Aprender de la naturaleza «Se trata de un dominio muy avanzado dentro de la investigación médica y representa un cambio de paradigma en el modo en que se plantea el tratamiento de enfermedades como el Alzheimer», explica Meldal. «La idea en sí es bastante sencilla: nos proponemos imitar los procesos naturales del organismo, estudiar el modo en que el cuerpo se deshace de los virus para después intentar replicarlo mediante el desarrollo de enzimas artificiales que, en este caso, podrían usarse para tratar a los pacientes de Alzheimer». Dicho de otro modo, el concepto fundamental del proyecto ORGANOZYMES es la idea de que reproducir los procesos naturales del organismo podría ofrecer un medio nuevo para hacer frente a enfermedades crónicas de manera eficaz. Los patógenos se identifican, fijan como diana y eliminan del organismo utilizando unas enzimas diseñadas artificialmente —moléculas catalíticas—. En concreto, las moléculas desarrolladas por Meldal y su equipo son complejos formados por péptidos y metales de transición —diseñados para actuar como moléculas catalíticas similares a enzimas— que el proyecto denominó «organozimas» (de ahí el nombre del proyecto). Dichos complejos están diseñados específicamente para combatir el Alzheimer adhiriéndose a los sustratos —los patógenos— responsables de la formación de placas en el cerebro y destruyéndolos. El equipo comenzó su labor identificando organozimas capaces de realizar la deseada «escisión» de los sustratos patógenos derivados del péptido causante del Alzheimer en el cerebro. Para ello, se sintetizaron varias generaciones de quimiotecas de organozimas sobre soportes sólidos biocompatibles y se combinaron con sustratos modelo procedentes del núcleo de dicho péptido. Las organozimas que mostraron una mayor actividad de escisión se analizaron empleando la espectrometría de masas. A las puertas de un futuro esplendoroso Pese a que el proyecto ORGANOZYMES demostró la validez del concepto, la enorme complejidad del trabajo impidió que se pudieran comprobar todos los tipos de escisión durante los tres años de funcionamiento de la iniciativa, que concluyó en mayo de 2016. Sin embargo, desde entonces Meldal y su equipo han proseguido su labor con la ayuda de Aydillo, lo que ha propiciado que recientemente hayan corroborado la efectividad de la escisión de determinados sustratos de péptido relacionados con las placas seniles propias del Alzheimer. «Resulta necesario efectuar más investigaciones para poder evaluar completamente el mecanismo de escisión y optimizar las condiciones de la misma», afirma Meldal. «No obstante, estoy muy orgulloso del trabajo realizado durante este proyecto, que ha permitido demostrar la viabilidad de combinar el reconocimiento molecular y la actividad catalítica característica de una enzima natural. Las implicaciones de esta labor no se limitan al tratamiento del Alzheimer; esta metodología podría servir para combatir una gran variedad de enfermedades, incluyendo distintos tipos de cáncer». Meldal se propone ahora solicitar financiación al CEI para crear en la Universidad de Copenhague un centro dedicado a desarrollar todo el potencial de las moléculas catalíticas. «Hasta la fecha hemos estado trabajando con estudiantes y postdoctorados, y ahora quisiera seguir profundizando en esta labor», explica Meldal. «Aún hay cosas por hacer antes de pensar en patentes». El proyecto se benefició en gran medida de la colaboración de Aydillo que, gracias a la beca Marie Curie, obtuvo acceso a tecnologías de vanguardia como los espectrómetros de masas y pudo trabajar con algunos de los mayores expertos en la materia. «Aydillo han avanzado como investigador y ahora está preparado para volver a España y marcar diferencias», concluye Meldal. Para más información, consulte: Página web del coordinador del proyecto Página del proyecto en CORDIS
Países
Dinamarca