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Hacia una mejor comprensión de la información relacionada con la salud en los envases de alimentos

El proyecto financiado con fondos europeos CLYMBOL celebró su congreso de clausura para presentar sus conclusiones relativas al etiquetado de alimentos y las declaraciones de propiedades saludables ante un amplio público formado por diversas entidades interesadas de Europa.

El proyecto tenía el propósito de determinar el grado de comprensión, por parte de los consumidores, de los símbolos y las declaraciones de propiedades saludables que se muestran en los envases de los alimentos, y en qué medida ello influye sobre los patrones de compra y consumo. Una forma de mejorar la nutrición de los consumidores pasa por animarles a adquirir productos más saludables, y el diseño de los símbolos y las declaraciones de propiedades saludables hallados en dichos envases pretende proporcionarles información que les oriente en sus decisiones al respecto. CLYMBOL presentó sus extensas conclusiones durante su congreso de clausura, celebrado en Bruselas el miércoles 15 de junio de 2016. Las declaraciones en los envases alimentarios en el mercado europeo En primera instancia, los investigadores de CLYMBOL estudiaron con qué frecuencia se exponen declaraciones de este tipo en Europa, y concluyeron que el 26 % del total de los productos alimentarios llevaba al menos una declaración así. La mayoría de las declaraciones eran de tipo nutricional (64 %), seguidas por las relativas a propiedades saludables (29 %), mientras que tan sólo el 6 % se referían a ingredientes que inciden sobre la salud (es decir, sustancias incluidas en un producto alimentario que no son nutrientes pero pueden tener cierto efecto nutritivo o psicológico, p. ej. «contiene la quinta parte de la ingesta diaria necesaria».) Los investigadores recabaron datos en cinco Estados miembros de la Unión Europea (Alemania, Eslovenia, España, Países Bajos y Reino Unido) y adquirieron cuatrocientos productos en cada país, en tres tipos de establecimiento: una gran cadena nacional de supermercados, un supermercado de descuento y una tienda de barrio («tienda de conveniencia»). El equipo de investigación constató que la mayoría de productos solía tener más de una declaración por envase, incluso varias declaraciones nutricionales, p. ej. «Sin azúcar, bajo en calorías». Las declaraciones de propiedades saludables solían ir acompañadas de declaraciones nutricionales como «rico en calcio» o «El calcio es necesario para conservar la salud de los huesos». En conjunto, el país donde estaban más extendidas las declaraciones expresadas mediante símbolos era los Países Bajos, mientras que en el Reino Unido se halló el mayor porcentaje de declaraciones nutricionales en los envases de alimentos. La respuesta de los consumidores a las declaraciones de propiedades saludables El equipo del proyecto determinó que hay varios factores que influyen en la confianza, la actitud y la comprensión de las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables por parte de los consumidores. La gente suele confiar en las declaraciones halladas en los productos alimentarios cuando están familiarizados con el nutriente o la sustancia a la que se refieren y también cuando la declaración posee relevancia para su situación personal. En cambio, buena parte de los consumidores no leía las declaraciones si contenían abundante información, mientras que la inmensa mayoría de ellos entendía de forma errónea aquellas declaraciones que contenían un lenguaje excesivamente científico o jurídico. En suma, CLYMBOL determinó que los consumidores preferían declaraciones breves y de fácil comprensión. En consecuencia, el equipo del proyecto ha concluido que la comunicación con el consumidor a través de las etiquetas en relación con su salud tiene que ser simple pero apoyarse en una base científica sólida. La motivación personal de cada individuo es otro factor muy importante en cuanto a que las declaraciones de propiedades saludables influyan en su preferencia por unos productos alimentarios u otros. Aquellos individuos que carecen de un objetivo o una motivación concreta (por ejemplo comprar alimentos buenos para el corazón) no suelen elegir alimentos que lleven una declaración relativa a las propiedades saludables, mientras que quienes sí tienen alguna motivación específica relacionada con la salud compran con más frecuencia productos cuyos envases indiquen que ayudan a atender sus necesidades. Los investigadores del proyecto observaron que el hecho de que un producto concreto muestre una imagen para realzar sus beneficios para la salud no incrementaba la preferencia por ese producto entre quienes carecían de un objetivo o motivación concreta. Un debate animado A la serie de presentaciones dedicadas en el citado congreso a los hallazgos fundamentales de CLYMBOL le siguió una animada mesa redonda de especialistas que abordó las consecuencias de estos resultados en el ámbito de las políticas. Buena parte del debate giró en torno al Reglamento europeo de 2011 sobre las etiquetas de alimentos. Olga Goulaki, de la Comisión Europea, señaló que dicho Reglamento había entrado en vigor hacía ya unos años y que era hora de que la Comisión revisara su aplicación y su contribución a una mejora de la salud pública. También apuntó que el propósito primordial del Reglamento era asegurar, en beneficio de los consumidores, que las declaraciones inscritas en los envases alimentarios fueran exactas y estuvieran basadas en hechos sólidos, y no fomentar opciones más favorables para la salud. Dirk Jacobs, en representación de la asociación industrial FoodDrinkEurope, opinó que los resultados de CLYMBOL ponían de relieve la necesidad de elevar el nivel de conocimientos de la población general sobre nutrición y salud. También adujo que, desde la perspectiva de la industria, resultaba muy difícil comunicarse bien con el público general con el actual régimen normativo, por ejemplo en el caso de que un producto concreto se reformule y el fabricante, en consecuencia, desee cambiar las declaraciones de propiedades saludables o ampliarlas. Y resaltó la importancia de prestar atención a las posibilidades de innovación en las etiquetas alimentarias y también de evitar la información engañosa. Finalmente, la profesora Rosalind Malcolm de la Universidad de Surrey puso en tela de juicio la eficacia del Reglamento en cuanto a favorecer la salud pública. En su opinión, estaba enfocado hacia la promoción de la innovación, el comercio y la competencia leal. Y, sobre todo a la luz de los descubrimientos de CLYMBOL, cuestionó que este Reglamento fuera el instrumento normativo adecuado para mejorar la cultura del público sobre temas de salud a través de las etiquetas alimentarias. El proyecto CLYMBOL se encuentra ultimando sus informes definitivos y seguirá colaborando con la Comisión Europea sobre la base de sus resultados más destacados. El proyecto tocará a su fin formalmente en agosto de 2016. Para más información, consulte: Página web del proyecto

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