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Nuevas recomendaciones para reducir la pobreza en Europa

El proyecto financiado con fondos europeos IMPROVE presentó recomendaciones políticas fundamentales destinadas a que las administraciones de Europa combatan mejor la pobreza y aumenten la cohesión social mediante políticas basadas en datos científicos.

El proyecto IMPROVE estudió distintas políticas adoptadas por las administraciones de Europa durante la gran recesión de 2008 y 2009 y con posterioridad destinadas en concreto a reducir la pobreza y aumentar la cohesión social. Sus principales hallazgos se presentaron durante el congreso de clausura del proyecto, celebrado del 3 al 5 de febrero en Amberes (Bélgica). La influencia del cambio demográfico y el empleo en la pobreza El mensaje más importante que se extrajo del proyecto transmite que la pobreza no es un fenómeno estático y que los factores que llevan a la pobreza y permiten salir de ella difieren de un país a otro. Una de las conclusiones fundamentales es que los cambios demográficos son relativamente más importantes que otros factores a la hora de reducir la pobreza, sobre todo en los países del norte de Europa. La caída en la pobreza fue más acentuada en las economías meridionales sumidas en una crisis demográfica duradera consistente en un proceso de envejecimiento rápido de la población. Otro descubrimiento fue que antes de la crisis económica el aumento del empleo no reducía en gran medida la pobreza, si bien el índice de empleo y la pobreza solían corresponderse. «Por norma, un aumento del empleo del 10 % se corresponde con una caída del 2,5 % en las tasas de pobreza, si bien las diferencias entre países y los distintos patrones que se generan con el paso del tiempo suelen reducir este efecto a entre un 1,8 % y un 2,5 %», explicó el profesor John Hills de la Escuela de Economía de Londres (LSE). «En resumen, el empleo no es la panacea». No obstante, tras el inicio de la crisis, hubo una correlación mucho más clara entre la destrucción de empleo y el aumento pronunciado de la pobreza, sobre todo en países de Europa central, oriental y meridional. Políticas eficaces contra la pobreza Los responsables del proyecto concluyeron que, en algunos de los países más castigados por la crisis, el diseño de varias de las medidas de austeridad era justo. Los recortes en los salarios públicos generaron efectos progresivos, sobre todo en Grecia, Portugal y los países bálticos. Las reformas en materia de fiscalidad directa y políticas de seguridad social también fueron positivas por norma general. Las reformas conducentes a la reducción de las pensiones y otros cambios en las prestaciones sociales produjeron resultados diversos en cada país dependiendo de su diseño estructural. El proyecto también descubrió que un aumento del salario mínimo no reducía drásticamente los niveles de pobreza debido a que aquellos con un salario mínimo ya se encontraban por encima del nivel oficial de la misma. Se apreció además, en los ejemplos de Reino Unido y Bélgica, que la eficacia de aumentar el mínimo no tributable fue aún menor. Por otro lado, el aumento de las prestaciones por hijos se consideró mucho más eficaz a la hora de reducir la pobreza, tal y como se apreció en Grecia, Estonia, Italia y Hungría. No obstante, los responsables del proyecto apuntaron también que esta es una opción excesivamente cara y que su implantación en los países más pobres podría resultar muy complicada. De cara a 2020 y en adelante El equipo del proyecto destacó de manera especial que cada país recorrió un camino propio en la reducción de la pobreza en función de su solidez económica, sistema de protección social e historial en cuanto a aplicación eficaz de políticas públicas. La primera década del siglo XXI fue una «década perdida» para la reducción de la pobreza en Europa, pues las administraciones en varios casos aplicaron reformas en los sistemas sociales que provocaron el efecto contrario al pretendido. En definitiva, en los resultados del proyecto se razona que los ajustes económicos anuales en las prestaciones sociales y en los tramos en los que se dividen los tipos impositivos pueden reducir la pobreza en mayor medida que otras reformas estructurales más profundas. Si estos tramos no se actualizan con periodicidad para que tengan en cuenta distintos factores económicos como la inflación, se está a expensas de realizar un esfuerzo mucho mayor con otros instrumentos políticos para que la reducción de la pobreza sea notable. Stefaan Hermans, director del gabinete de Marianne Thyssen, Comisaria de Empleo, Asuntos Sociales, Capacidades y Movilidad Laboral, defendió al término del congreso la importancia de engranar la agenda política de la Unión Europea con la agenda científica promovida por el proyecto IMPROVE. «Queda claro que si queremos avanzar en la reducción de la pobreza en Europa es necesario contar con metodologías, datos fiables, un mensaje común y una visión compartida», concluyó.

Países

Bélgica

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