Innovación a favor del envejecimiento activo y saludable: lecciones desde Japón
En multitud de países se registra actualmente una estructura poblacional por edad que no tiene precedente. La distribución demográfica por edades sufre una metamorfosis a causa del incremento constante de la esperanza de vida y el descenso de la natalidad. En Japón, como en varios Estados miembros de la UE, esta realidad se plasma en una pirámide de población casi invertida en la que los ancianos constituyen los colectivos más abundantes. En 2012, el 16 % de la población en Europa tenía 65 años o más. Ese porcentaje en Japón se elevó hasta el 22,9 %. Según el informe sobre el envejecimiento 2015 de la Comisión Europea, se prevé que para 2060 la tasa de dependencia senil (proporción de personas con 65 años o más con respecto a quienes tienen entre 15 y 64 años) pase de 27,8 % a 50,1 % en el conjunto de la UE. Hoy por hoy, Japón posee la mayor tasa de envejecimiento poblacional entre las economías avanzadas, tendencia que no cesa. El Instituto Nacional de Investigación Demográfica y sobre Seguridad Social de Japón pronostica que su población en edad de trabajar disminuirá en trece millones de personas de 2010 a 2030, y en más de treinta millones de personas hasta el año 2050. ¿Cómo pretende Japón afrontar un cambio de tamañas proporciones? Con motivo de la Cumbre europea sobre innovación a favor del envejecimiento activo y saludable, celebrada recientemente en Bruselas, el profesor Toshio Obi, presidente del proyecto APEC e-Ageing, informó que su país pretende mejorar la investigación y la innovación en aras de hacer frente a la mencionada transformación del perfil de edad de la población. En opinión del profesor Obi, como regla general, la mejora del acceso a las tecnologías de información y comunicación, y de la prestación de los servicios pertinentes, será una de las claves para que la sociedad siga prosperando pese al envejecimiento de su población y la consiguiente presión ejercida sobre la población activa y el presupuesto económico (dos parámetros que evolucionan a la baja). Obi subrayó la importancia de que Japón y Europa cooperen, a la vista de que experimentan el mismo fenómeno demográfico. Y, puesto que los robots están llamados a cumplir un papel destacado en la tecnología de vida asistida, incidió concretamente en la cooperación en proyectos de robótica. De hecho, ya ha habido varios ejemplos de cooperación (y muy fructífera) en este campo entre investigadores de la UE y Japón, en concreto proyectos financiados por el 7PM como ROBOT@CWE, ROBOSOM y BIOMOT. Obi destaca que, incrementando la accesibilidad de las TIC para un mayor volumen de población (incluyendo a la tercera edad y a las personas con discapacidades) y fomentando el uso público y privado de la información pertinente, se puede contribuir enormemente a crear sistemas «sin papel» y abaratar los costes de explotación para empresas y economías. La innovación en lo referente al desarrollo de sistemas de GPS, sistemas de sensores, sanidad electrónica, equipo médico informático y telemedicina también será determinante de cara a sortear las dificultades que planteará el envejecimiento de la población. Los argumentos a favor de invertir en innovación en este sector no son únicamente de carácter social, sino también económicos. Según informa BCC Research, el sector dedicado a la asistencia clínica y hospitalaria a distancia (desde el hogar) movió en 2014 la suma de 17 000 millones de euros en todo el mundo. Obi aseguró también que se incrementa el consumo general entre los más mayores y que conviene fijar un patrón mundial para la llamada «economía de plata», que alcanzaría un valor de 22 billones en 2050. También se debe reflexionar sobre la prestación de apoyos a los ciudadanos mayores ante cualquier eventualidad, y no solo en las situaciones cotidianas. La experiencia reciente de Japón, en su esfuerzo por superar las consecuencias del tsunami, apunta a la importancia de contar con un marco y con unas tecnologías que brinden soporte a los mayores en situaciones catastróficas. Para concluir, Obi animó a la UE y Japón a cooperar, concretamente, en robótica, el 5G en móviles, la TV 8K, los coches autónomos y la telemedicina en el marco de Horizonte 2020. Europa y Japón pueden asumir el liderazgo para responder al envejecimiento poblacional y, según destacó, «podemos formar coalición para fijar un nuevo programa de prioridades que resuelva los retos que se plantean. Juntos, podemos ayudar al resto del mundo». Para más información, consulte: http://ec.europa.eu/research/innovation-union/index_en.cfm?section=active-healthy-ageing&pg=2015-summit
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