Propelentes más ecológicos para los vuelos espaciales
La preocupación por la seguridad de los propelentes líquidos está creciendo. Sin embargo, sus características técnicas superiores han sido un impedimento para la inversión en combustibles líquidos más ecológicos, a pesar de los elevados costes asociados con la manipulación cuidadosa de estos materiales peligrosos. Numerosos impedimentos adicionales han sido identificados por la industria aeroespacial, incluyendo la falta de datos vitales en contraste con la amplia experiencia con propelentes convencionales. Los costes de desarrollo asociados con la maquinaria y la infraestructura nuevas necesarias, incluyendo las instalaciones de prueba y las plataformas de lanzamiento, son importantes dadas las grandes inversiones requeridas para los programas espaciales, que ya son difíciles de mantener. Un consorcio de doce socios, conscientes de la posibilidad de que en el futuro el acceso a estos productos químicos peligrosos sea limitado, inició el proyecto «Green advanced space propulsion» (GRASP), financiado por la UE, para minimizar el impacto negativo sobre la industria espacial. Los científicos se centraron en mejorar el rendimiento, reducir los costes y minimizar la exposición a sustancias tóxicas o cancerígenas con nuevos propelentes líquidos respetuosos con el medio ambiente. El equipo comenzó con más de un centenar de propelentes ecológicos prometedores. Los candidatos fueron seleccionados de acuerdo con una evaluación experimental y teórica de las características del propelente, sus propiedades de descomposición y de ignición, así como la operación y el rendimiento del propulsor. Como resultado, la lista de propelentes ecológicos se redujo a once candidatos. De los once propelentes, seis se integraron en ocho sistemas de propulsión diferentes. De hecho, el desarrollo de sistemas de propulsión apropiados y los catalizadores asociados era una parte fundamental del proyecto GRASP y se consiguieron progresos importantes en esta área. Se desarrollaron catalizadores de muy alto rendimiento dentro del marco de GRASP, al igual que equipamiento del propulsor compatible con algunos de los propelentes ecológicos candidatos más prometedores. GRASP generó datos vitales relativos a las características de los prometedores propelentes líquidos ecológicos, y desarrolló y probó el equipamiento accesorio y los catalizadores. Cerca del final del proyecto, la hidracina fue puesta en la lista de vigilancia de la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) y es probable que se prohíba su uso en un futuro cercano. Gracias a la previsión y la determinación del equipo de GRASP, es probable que tal acción tenga un impacto mínimo sobre la competitividad de los programas espaciales europeos.