Aprovechar lo bueno de la globalización
La era de la globalización ha traído consigo una mayor apertura y nuevas asociaciones en el comercio, la industria, la ciencia y la tecnología, todo ello a una escala internacional nunca antes vista. No obstante, la globalización también ha planteado retos para las economías rurales y para los medios de sustento de múltiples regiones apartadas. El proyecto financiado con fondos europeos Derreg desarrolló un modelo para afrontar estos retos al desarrollo regional en un contexto global. Con frecuencia, la globalización se contempla de modo simplista pero polarizado, es decir, como una manera de suavizar las desigualdades económicas o bien como una amenaza para las singulares culturas rurales. El equipo responsable de este proyecto analizó los procesos de la globalización, sus efectos a escala local y las respuestas en cuanto a desarrollo regional en diez regiones estudiadas. Por medio de esta investigación, se definieron los retos a los que se enfrentan las regiones rurales y se formularon mejores prácticas para el desarrollo regional con miras a aprovechar las ventajas de la globalización. Para este fin se creó un centro de recursos virtual. El equipo del proyecto propuso un modelo con el que sacar a relucir de qué manera elementos de la globalización tales como la liberalización de los mercados, la expansión de las redes, el incremento de la movilidad y la mejora de los flujos de información redundan en las regiones rurales. También indagó en el modo en que estos factores conforman las economías rurales en distintas ubicaciones y distintos contextos sociopolíticos. Seguidamente, los resultados se articularon en forma de repercusiones prácticas mensurables, por ejemplo en la inversión extranjera directa, la expansión a mercados de exportación, el cierre de fábricas, el incremento del turismo, la adquisición de propiedades y el flujo transfronterizo de trabajadores. Derreg examinó de qué forma las regiones responden a estas repercusiones y también los retos y las oportunidades generadas por estas mismas. Se distinguieron ocho tipos de respuestas y se destacó que las regiones se enfrentan a limitaciones a la hora de hacer frente a dichas repercusiones por las diferencias que presentan en cuanto a contextos y recursos. El equipo del proyecto se centró entonces en cuatro hallazgos clave de cara a mejorar el desarrollo regional. En primer lugar, señaló que las empresas rurales endógenas pueden beneficiarse más formando redes internacionales entre ellas que mediante la inversión extranjera directa, algo que podría conseguirse mediante mediadores entre redes. En segundo lugar, demostró que los migrantes internacionales pueden contribuir considerablemente al desarrollo regional rural, sobre todo si se aplican medidas para promover la iniciativa empresarial en el seno de ese colectivo. En tercer lugar, observó que la concienciación medioambiental global genera oportunidades para el desarrollo sostenible del capital medioambiental rural, si bien esa eco-economía debe tomar en consideración desde un principio los contextos regionales. Por último, Derreg constató que un desarrollo regional efectivo se sustenta en una innovación y un aprendizaje regionales de naturaleza colaborativa en los que se incluyan institutos dedicados al conocimiento, la administración pública y acciones populares de desarrollo. De la decena de regiones estudiadas se han extraído más de cien ejemplos de buenas prácticas relacionadas con estas estrategias, los cuales se han recogido en la página web del proyecto. Todos estos resultados pueden ser aprovechados por responsables políticos y gobiernos locales para sacar partido a la globalización y a las ventajas que ofrece. Se prevé que todo ello fomente notablemente un desarrollo rural sostenible y ayude a las zonas rurales rezagadas a seguir el ritmo del resto del mundo.