La regeneración constante de la epidermis
La piel es un órgano integral. Nos protege de los estragos de la invasión por patógenos, las temperaturas extremas y la deshidratación. Por otra parte, la piel siente, respira, elimina residuos y crece. Debido a la eliminación constante de las células muertas de la epidermis (queratinocitos diferenciados terminalmente o queratinizados) de su superficie, la piel debe crecer rápida y constantemente. Que la regeneración se produzca cada veintiún días depende de una capa de células madre epidérmicas que aún no están diferenciadas en su forma final. Varias vías de señalización controlan y regulan los procesos involucrados en la transformación de dichas células madre. El equipo del proyecto «Chromatin in skin» («Descifrar el papel de la cromatina en la biología de las células madre epidérmicas» tomó células madre epidérmicas y las estimuló para que se desarrollaran in vitro. Cuando el proceso estaba en pleno apogeo, los científicos utilizaron una técnica llamada silenciamiento génico mediante la introducción de forma óptima de factores de la cromatina (material del núcleo celular). Cuando se silencia un gen, éste no hace su trabajo y así es posible identificar la función del mismo. El proyecto tuvo mucho éxito. Los investigadores de «Chromatin in skin» pudieron determinar el papel de nada menos que 332 factores relacionados con la cromatina y analizaron 5 000 puntos de datos para determinar qué genes se estaban expresando y cuándo. Esto les llevó a descubrir dos mecanismos epigenéticos de autorrenovación vinculados funcionalmente que provocan cambios en la renovación de la piel a través de medios distintos de la alteración del ADN. La importancia de esta investigación en áreas como el cáncer de piel es obvia. Los mecanismos subyacentes al desarrollo de las células madre también ayudan a explicar las maravillas de nuestros sistemas de maduración y regeneración, intrincados pero prácticamente infalibles.