Las fibras ópticas de plástico iluminan el camino
Muchas de las aplicaciones fotónicas de hoy día, desde las TIC hasta las aplicaciones biomédicas, requieren el uso de soluciones de bajo coste, flexibles y ligeras. Los materiales orgánicos son candidatos ideales, con excelentes propiedades fotónicas, lo cual significa que pueden transportar luz y transferir datos mejor que nunca. Las fibras de plástico flexibles, con un diámetro de núcleo de tan sólo 1mm y fabricadas con polimetilmetacrilato (PMMA), son económicas de producir, fáciles de instalar y transmiten luz en el espectro visible en lugar del infrarrojo, con lo cual el mantenimiento es más fácil y seguro. Pero estas propiedades típicamente se logran a expensas de un menor ancho de banda y una elevada atenuación, lo cual restringe su uso al envío de datos a distancias cortas y a velocidades relativamente bajas. En consecuencia, las redes de fibra óptica de plástico orgánico (POF, plastic organic fibre) se han utilizado principalmente como alternativa a los cables de cobre para la transmisión de datos a corta distancia, el llamado bucle local o de abonado. En oficinas y hogares, la POF se ha convertido en una alternativa popular para configurar redes de área local (LAN), mientras que, en los automóviles, las fibras de plástico han sustituido el hilo de cobre para enviar las señales de vídeo en sistemas de entretenimiento de a bordo o para obtener datos procedentes de sensores. También se pueden utilizar polímeros como láminas activas en una amplia gama de dispositivos láser de plástico, amplificadores y también conmutadores totalmente ópticos, por nombrar algunas aplicaciones. El proyecto financiado por la Unión Europea «Fibras ópticas de plástico orgánico con polímeros activos integrados para comunicaciones de datos» (Polycom) ha logrado algunos avances importantes en este campo. Durante el proyecto se ha mejorado la calidad de los materiales, se ha logrado una mejor comprensión de la fotofísica y se ha mejorado la tecnología de base, incluyendo la conmutación ultrarrápida en amplificadores de polímero, las POF dopadas con polímeros conjugados y los denominados láseres de retroalimentación distribuida que se utilizan en sistemas de comunicación óptica. El consorcio, del que forman parte instituciones académicas líderes, también ha conseguido dispositivos nuevos, como chips optofluídicos diseñados para usar interfaces exclusivamente ópticas. Los grandes avances del proyecto pretenden reforzar la competitividad europea en el campo de la optoelectrónica orgánica, la nanofabricación, la nanofotónica y la nanoelectrónica. Su labor cubre las necesidades de muchas de las aplicaciones fotónicas actuales, desde las TIC hasta la biomedicina, que requieren dispositivos de bajo coste, flexibles, ligeros y robustos.