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Grandes logros de proyectos - Control de la madera desde el bosque hasta el mueble

La industria maderera tradicional genera gran cantidad de residuos de elevado coste económico y medioambiental. Un proyecto financiado con fondos comunitarios estudió tecnologías encaminadas a mejorar la trazabilidad de la madera en toda la cadena de producción de la misma y aumentar así de forma considerable la productividad del sector.

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Si un árbol es derribado en el bosque… ¿llega a convertirse en un producto elaborado? Esta variación del famoso dilema filosófico es una cuestión sobre la que debe reflexionar la industria. Por el momento no se puede responder con certeza, pues cerca del 10 % de la madera talada termina como desecho. Esto equivale a un volumen de 25 millones de metros cúbicos de madera y un coste de 5.000 millones de euros al año en toda Europa. «Es un enorme desperdicio de dinero y recursos», indicó el Dr. Richard Uusijärvi, del Departamento de Tecnología de la Madera del Instituto de Investigación Técnica SP (Suecia). «Europa es uno de los mayores exportadores de madera del mundo y suministra entre un 25% y un 30% de toda la madera mundial.» El problema, explicó, reside en que los fabricantes no clasifican la madera en función de su calidad antes de transportarla a la serrería. «Va toda al mismo sitio y después se decide qué hacer con ella. En muchos casos la madera no posee suficiente calidad y se desecha.» El Dr. Uusijärvi coordinó el proyecto Indisputable Key («Trazabilidad en favor de la competitividad de la industria maderera mediante una cadena digital de silvicultura»), una colaboración científica finalizada recientemente dedicada a mejorar este aspecto del sector mediante tecnologías informáticas avanzadas. «Nuestro objetivo fue crear un sistema que rastrease la madera automáticamente y a gran escala a lo largo de toda la cadena de producción», indicó. El sistema funciona con etiquetas electrónicas que permiten que los propios troncos lleven consigo su historial en todo momento, desde el bosque hasta la serrería, y con tecnología de impresión en madera para que el sistema tenga continuidad desde las tablas hasta el producto acabado. «Gracias a ello se logra que los troncos no aptos no acaben en la serrería. Se aprovecharán las propiedades de la madera para reducir el volumen de desperdicios», continuó el Dr. Uusijärvi. «Esto supone un producto de mayor calidad y un menor coste medioambiental.» El sistema de rastreo El proyecto desarrolló un sistema basado en «datos individuales asociados» (IAD) por el que, cuando se tala y corta un árbol, se asigna a cada tronco un código electrónico único vinculado a una base de datos que almacena información sobre el tamaño del tronco, el lugar de la corta y la hora a la que ésta se realizó. Estos datos sobre el árbol y su calidad pueden utilizarse en el bosque y en toda la cadena de producción maderera para procesos de decisión importantes, sugirió el Dr. Uusijärvi. Instrumentos instalados en los vehículos de transporte y en las máquinas de procesado pueden servirse de estos datos para asegurar el envío de madera de la calidad adecuada adonde corresponda. La tecnología mejora la logística y previene la mezcla de troncos de distintas calidades. El equipo del proyecto desarrolló dos elementos para etiquetar los troncos: un microchip transpondedor incrustado en la madera y un sistema de marcado con tinta. Estos elementos se añaden a los troncos durante la tala y posteriormente se va añadiendo información a medida que avanza por la cadena de producción. Los investigadores también desarrollaron tecnologías auxiliares para el sistema, por ejemplo un aplicador automático de transpondedores (ATA) para insertar las etiquetas en la madera, una «impresora automática de espada» (LogDots) para aplicar la tinta y los sistemas y programas necesarios para leer las etiquetas. Una característica importante del sistema, apuntó el Dr. Uusijärvi, es que es capaz de mejorar automáticamente. «A medida que la madera avanza por la cadena de producción se van acumulando datos. De este modo también queda constancia de la madera que tenía la calidad adecuada para un uso determinado, lo que permite tomar decisiones más acertadas en lo sucesivo», indicó. «Reduce la cantidad de madera necesaria para usos concretos.» Viabilidad El proyecto se basó en un estudio anterior financiado con fondos comunitarios. «El proyecto Lineset nos hizo ver que un sistema de trazabilidad de este tipo era posible, pues exploró los beneficios que podría aportar a la industria», aclaró el Dr. Uusijärvi. «Pero había que crear un sistema nuevo que fuera comercialmente viable.» «Trabajamos para adaptar al mercado la tecnología de información y comunicaciones ya disponible y hacerla eficiente», añadió. Una novedad tecnológica clave fue el empleo de transpondedores RFID (identificación por radiofrecuencia) de frecuencia ultraalta. «Nunca se habían utilizado en la madera. Conseguimos demostrar su viabilidad a escala industrial», indicó el Dr. Uusijärvi. Para el proyecto se fabricaron unos 30 000 transpondedores «mediante un proceso de moldeado por inyección» informó. Los transpondedores se probaron en distintos emplazamientos, desde troncos en el bosque hasta en fábricas de contrachapado y postes en Finlandia, Francia, Noruega y Suecia. «Cumplimos con los objetivos marcados», afirmó. «Demostramos que es posible producir transpondedores a gran escala y que el IAD funciona. Además probamos el sistema en la práctica durante un periodo de tiempo prolongado.» Pasos siguientes Pese a todo, es necesario avanzar en estas tecnologías para que sean rentables desde el punto de vista económico. «Es necesario reducir el precio y el tamaño de los transpondedores», afirmó el Dr. Uusijärvi. El coste actual de los transpondedores fabricados en grandes cantidades ronda los treinta céntimos por unidad. «Se podría rebajar ligeramente, pero sigue siendo demasiado caro», continuó diciendo. «Para que la industria implante el sistema debería costar unos tres céntimos, pero esto sólo se lograría mediante un proceso de fabricación continua y no por lotes como se está haciendo.» Otro factor importante es la disminución del tamaño de la unidad. «Necesitamos un proceso continuo que sea capaz de insertar los transpondedores de forma paralela a la tala», indicó el Dr. Uusijärvi. «Esto no es posible dado el tamaño de las unidades actuales y la fuerza necesaria para introducirlas en los troncos. Este proceso dura varios segundos, y esto es demasiado tiempo.» No obstante, confía en que será posible reducir a la mitad las dimensiones de la unidad, lo cual favorecería la implantación de este invento. «Tenemos buenas ideas sobre cómo hacerlo que dividirían el volumen por diez y las fuerzas aplicadas serían mucho menores», indicó. Otro elemento que precisará desarrollo en sucesivas actividades es la visibilidad de la tinta. Su equipo se encuentra en una «fase incipiente» de negociaciones para ampliar el trabajo del proyecto en una nueva colaboración científica. «Muchos de los socios desean seguir colaborando.» El proyecto, en el que participaron veintiocho socios de cinco países, duró tres años y finalizó en marzo de 2010. Su presupuesto inicial fue de 12,6 millones de euros y llegó a alcanzar los 13.5 millones de euros, de los cuales 7,7 procedieron del Sexto Programa Marco (6PM) de investigación de la Unión Europea. Indisputable Key demostró la viabilidad de tecnologías capaces de implantar la trazabilidad a mucha mayor escala en la cadena de producción maderera. Gestionar eficazmente los recursos naturales es una cuestión problemática en muchos sectores, por tanto el reto consiste ahora en lograr que el sistema sea comercialmente viable.