Polímeros más plásticos que nunca
Con los polímeros se puede fabricar una gama extremadamente amplia de productos, desde discos compactos hasta papeleras. Si se modifica la identidad de los monómeros y las condiciones de tratamiento, las posibilidades de creación de nuevos productos son enormes. No obstante, el desarrollo de cada material nuevo, incluidas las fases de síntesis y ensayo de las propiedades deseadas, puede acarrear una cantidad considerable de tiempo y dinero. El proyecto financiado con fondos comunitarios PMILS se propuso racionalizar este procedimiento desarrollando modelos con los que predecir las propiedades de un material a partir de sus características moleculares y condiciones de fabricación. Una de las opciones posibles para abordar este problema consistía en aplicar ecuaciones diferenciales estocásticas. Estas ecuaciones pueden emplearse para modelizar una amplia gama de sistemas, desde mercados financieros hasta diversos aspectos relacionados con los materiales, por ejemplo el comportamiento reológico de un polímero. Los científicos del Imperial College de Ciencia, Tecnología y Medicina, uno de los socios del proyecto, aplicaron ecuaciones diferenciales estocásticas al modelo de la dinámica del polímero fundido, desarrollado con anterioridad por el equipo de Öttinger, toda una autoridad en los aspectos matemáticos de los métodos estocásticos. Comparando las viscosidades observadas en los experimentos con las predichas por el modelo, se pueden deducir los parámetros ópticos de los polímeros. En el modelo se introducían propiedades importantes de los polímeros, en concreto sus propiedades reológicas, como el tiempo de reptación, que refleja la rigidez molecular. El plástico es un material estéril y limpio que tiene baja densidad y que, a la vez, puede poseer resistencia a la deformación y al calor. Por este motivo hay una demanda creciente de polímeros nuevos para múltiples aplicaciones en campos como la sanidad y la fabricación de automóviles. La mejora de los modelos da lugar a oportunidades de desarrollo más rápido, lo cual es beneficioso para la competitividad del mercado europeo.