Control del tizón tardío con patatas resistentes
La patata es un cultivo comercial importante para los agricultores ecológicos de toda la Unión Europea, y el tizón tardío de la patata puede ocasionar graves pérdidas económicas. La prohibición de los fungicidas a base de cobre agravaría las pérdidas para los agricultores, a menos que se ideen métodos alternativos para combatir este patógeno. El proyecto BLIGHT-MOP ha desarrollado sistemas de producción ecológica mejores y comercialmente viables que permiten afrontar este patógeno de la patata sin necesidad de fungicidas de cobre. El objetivo de este proyecto era obtener de los cultivos la calidad y el rendimiento que ofrecían con el uso de tales fungicidas. Los investigadores informan que mediante el empleo de ciertas variedades resistentes de patata se ha conseguido sistemáticamente un control más eficaz del tizón tardío en el follaje y el tubérculo que con estrategias agronómicas y de diversificación. El empleo de tales variedades resistentes deparó incluso mejores resultados que los tratamientos sustitutivos de los fungicidas a base de cobre. Si bien dichas variedades no siempre proporcionaron un rendimiento mayor que las variedades vulnerables, sí que propiciaron un descenso de la tasa de enfermedad y del riesgo de infección dentro de un mismo cultivo y entre cultivos. La aplicación de oxicloruro de cobre tanto a las patatas vulnerables como a las resistentes sirvió para mejorar levemente el control del patógeno y el rendimiento por cultivo en las variedades más resistentes. En vista de lo anterior, cabría decir que el cultivo de variedades resistentes constituye el método más eficaz para reducir o eliminar por completo la necesidad de aplicar fungicidas a base de cobre en la agricultura ecológica. El equipo de BLIGHT-MOP llegó a la conclusión de que el uso de estos fungicidas se podría reducir entre un 16,5% y un 50%. Esto sería posible si se cultivase la máxima cantidad de variedades resistentes que admita el mercado. No obstante, es requisito indispensable que las variedades resistentes sean aceptables para el mercado ecológico y que se sustituyan las variedades vulnerables de mayor popularidad sin provocar pérdidas económicas.