Percepción del movimiento propio en ancianos
El desplazamiento espacial en dirección a un objetivo requiere de un flujo ingente de información sensorial que tiene que analizarse para evitar los posibles obstáculos. No se trata de un proceso intrascendente, dado que la información visual, antes de llegar a la parte del cerebro que controla la visión, es codificada por la capa más interna del ojo. Durante la exploración activa del entorno los ojos se mueven constantemente; aunque un objeto determinado no cambie de posición, su reflejo en la retina sí que lo hace. Los socios del proyecto EUROKINESIS estudiaron la cuestión de si el mero desplazamiento de dicha imagen en la retina permite al cerebro apreciar la dirección del movimiento propio o si para ello se precisa una señal visual adicional. La investigación realizada en la Philipps-Universität de Marburgo (Alemania) se centró en el lóbulo temporal superior medial (MST) del cerebro humano, cuya principal fuente de estímulos es el lóbulo temporal medial (MT). Además, mediante una red neuronal, se investigaron las propiedades de las respuestas de las neuronas sensibles al movimiento en el lóbulo intraparietal ventral (VIP) a estímulos visuales. La red neuronal mencionada constaba de dos capas de elementos similares a neuronas y se programó para que creara una representación exacta de la información visual recibida. Los elementos de la capa de salida o «output» desarrollaron propiedades de respuesta similares a varias propiedades de las neuronas MST y VIP. Para hallar cambios relacionados con la edad en la percepción del movimiento propio, se efectuaron simulaciones exhaustivas con una tasa variable de pérdida de elementos neuronales. Esta presunción de pérdida de neuronas por efecto de la edad, plausible desde el punto de vista de la biología, propició una coincidencia plena entre los resultados de la red neuronal y los de los experimentos neurofísicos y neuroanatómicos. Estos resultados se emplearán para tratar de remediar el deterioro progresivo de la capacidad de los ancianos para usar la información visual mediante el desarrollo de herramientas sensoriales auxiliares. Además, servirán como punto de partida para la creación de programas de entrenamiento cruzado adecuado para la prevención de caídas y la mejora de la capacidad de conducción de los más mayores.
