El agua y el Sol, las fuentes energéticas del futuro
La abundante energía solar viene aprovechándose desde hace unas décadas. En el sur de Europa se alzan centrales eléctricas solares que explotan esta forma de energía renovable como fuente de electricidad y calefacción. Con el objetivo de aprovechar el potencial máximo de la energía solar, el proyecto HYDROSOL se centró en producir hidrógeno, un combustible que no emite CO2 y que puede almacenarse y transportarse con facilidad. La producción de hidrógeno se basó en la descomposición del agua en oxígeno e hidrógeno, que es la reacción más atractiva desde el punto de vista económico. En el proyecto hubo que superar un escollo tecnológico importante: las temperaturas extremadamente altas que se necesitan al combinar la energía solar con la reacción de disociación de agua. Hasta entonces las temperaturas más bajas habían deparado rendimientos termodinámicos menos ventajosos. Para resolver esta cuestión se crearon catalizadores innovadores y se emplearon en un nuevo proceso en dos pasos. El primer paso consiste en la activación del catalizador para la disociación de agua y la generación de hidrógeno; el segundo consiste en la regeneración del catalizador. El concepto fundamental era usar un único convertidor de energía solar para todo el proceso: descomposición del agua y regeneración del catalizador. A este efecto, se creó una estructura de apoyo apropiada empleando cerámica alveolar (SiC) con propiedades termomecánicas suficientes. Se creó una serie de monolitos alveolares multicelulares extruidos de Re-SiC (carburo de silicio recristalizado) a pequeña y gran escala. Éstos se consideraron idóneos para absorber la irradiación solar concentrada con gran eficiencia y servir como portadores de pares redox. Para el recipiente del reactor se utilizaron piezas coladas. Para obtener más información sobre los trabajos del proyecto, consulte: http://www.hydrosol-project.org/