Energía solar en el transporte público
En un estudio nuevo llevado a cabo por un equipo internacional de investigación se analizan las implicaciones técnicas, económicas y ambientales de transformar las cocheras del transporte público en centros de energía renovable. El estudio, que cuenta con el apoyo en parte de los proyectos STORM y NAVIGATE, financiados con fondos europeos, ofrece un modelo que pueden seguir ciudades de todo el mundo para acelerar su transición hacia unos sistemas de transporte y energía sostenibles. El estudio se centra en Pekín, la capital de China, que cuenta con el mayor sistema de transporte público del mundo. La ciudad cuenta con 27 000 autobuses en servicio, más del 90 % de los cuales son vehículos con baterías de bajas o nulas emisiones que se recargan en una de las 700 cocheras repartidas por los 16 800 kilómetros cuadrados de la ciudad. La energía necesaria para recargar estos autobuses supone una carga considerable para la red eléctrica de la región, lo que aumenta la posibilidad de que se produzcan caídas de tensión y otras interrupciones.
Convertir el reto en una oportunidad
Este es el reto al que se enfrentan ciudades como Pekín a medida que se utilizan más y más autobuses eléctricos. Debido a la frecuencia con que se utilizan, las redes eléctricas suelen ser incapaces de mantener el ritmo de la demanda. Según se informa en una noticia publicada en el sitio web de la Universidad de Utah (Estados Unidos), la catedrática de Ingeniería y coautora del estudio Xiaoyue Cathy Liu ve en este reto una oportunidad para resolver el problema de la inestabilidad de la red. También cree que es una oportunidad para desarrollar un planteamiento completamente distinto de cómo se integran los sistemas de transporte público en otras partes de la infraestructura cívica. Su herramienta preferida es la energía solar. «La integración de la generación de energía solar “in situ” y el almacenamiento de energía en las cocheras de autobuses introduce un nuevo modo de producción y gestión de energías renovables, mediante la transformación de una cochera de transporte público en un centro energético que produce más electricidad de la que consume», señala Liu. El equipo de investigación utilizó un conjunto de datos a gran escala con más de 200 millones de registros del sistema de posicionamiento global de más de 20 000 autobuses de Pekín para analizar si las necesidades energéticas de los vehículos podían contrarrestarse con energía solar generada localmente. También analizaron la repercusión económica de tal planteamiento. «Más que satisfacer la demanda, nuestras simulaciones muestran que estas cocheras podrían convertirse en productores de energía, lo que estabilizaría aún más la red», afirma Liu. En el estudio se muestra que la energía solar reduce la carga neta de carga de la red en un 23 % durante los períodos de generación de electricidad y disminuye la carga neta máxima de carga en un 8,6 %. Estas reducciones se hacen mayores y aumentan hasta el 28 y el 37,4 %, respectivamente, si se integra el almacenamiento de energía en el sistema. Sin embargo, a pesar de los evidentes beneficios para la red, añadir almacenamiento en baterías reduce los beneficios del 64 al 31 % en el caso de la energía solar no subvencionada. «Descubrimos que el almacenamiento de energía es el factor más caro del modelo, por lo que habría que aplicar programas de recarga más inteligentes y estratégicos —explica Liu—. Esa capacidad de respuesta es fundamental, ya que los sistemas de precios variables de la energía tienen un gran efecto en la economía general». Los proyectos STORM (Smart freight TranspOrt and logistics Research Methodologies) y NAVIGATE (Next generation of AdVanced InteGrated Assessment modelling to support climaTE policy making) finalizaron en 2023. Para más información, consulte: Proyecto STORM Sitio web del proyecto NAVIGATE
Palabras clave
STORM, NAVIGATE, autobús eléctrico, autobús, Pekín, energía solar, energía renovable, transporte público, transporte