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¿Cómo matan las olas de calor?

Decenas de miles de europeos mueren cada año por estrés térmico extremo. La experta Kristin Aunan explica el efecto que el aumento de las temperaturas tiene en el cuerpo humano.

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Aunque no batió récords, para gran parte de Europa, el verano de 2023 fue otro verano caluroso. Según datos del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, la temperatura media europea del verano fue de 19,63 °C, 0,83 °C por encima de la media, lo que la convierte en la quinta estación estival más cálida desde que hay registros. En algunas partes de Europa, también fue un verano de olas de calor, durante el que gran parte del sur de Europa sufrió un número de días con estrés térmico extremo sin precedentes. El sur de España se vio especialmente afectado: durante al menos 60 días la sensación térmica fue de entre 38 y 46 °C, y en algunas zonas el mercurio superó los 46 °C durante 15 días. No obstante, las olas de calor no solo son incómodas, también son mortales. En 2022, cuando Europa vivió el verano más caluroso de su historia, casi 62 000 personas murieron por estrés térmico. «Cuando la temperatura corporal supera los 40,6 °C, existe un riesgo grave de sufrir un golpe de calor que, si no se trata, puede causar daños en los órganos, colapso circulatorio, inconsciencia y, en el peor de los casos, la muerte», afirma Aunan, directora de investigación del Centro de Investigación Internacional sobre el Clima. Según Aunan, hay muchas razones que explican el aumento de la mortalidad durante las olas de calor o las altas temperaturas en general. «Las olas de calor suelen conllevar riesgo de deshidratación, sueño deficiente y reducción del bienestar general, todo lo cual puede aumentar la vulnerabilidad de las personas», añade. La exposición aguda a altas temperaturas también hace que entre en funcionamiento el sistema de refrigeración del organismo. Para ello, se redirige la sangre de los órganos internos a la periferia, se activan las glándulas sudoríparas y se transfiere el exceso de calor al entorno. «Este proceso de termorregulación es impulsado por el sistema cardiovascular, que debe trabajar más, lo que significa un aumento de la frecuencia cardíaca», explica Aunan. Sin embargo, este aumento de la carga de trabajo cardíaco, en combinación con la reducción del volumen plasmático provocada por la sudoración, puede aumentar el riesgo de formación de coágulos sanguíneos, que a su vez pueden provocar accidentes cerebrovasculares e infartos de miocardio.

Grupos de alto riesgo

Dado que la termorregulación eficaz depende del buen funcionamiento del sistema cardiovascular, algunas poblaciones corren un mayor riesgo de sufrir un sobrecalentamiento, un golpe de calor o la muerte debido al calor. Esto incluye no solo a las personas con enfermedades cardiovasculares subyacentes, sino también a las personas mayores en general. Por ejemplo, el calor puede causar deshidratación, lo que a menudo provoca una bajada de la tensión arterial, especialmente perjudicial para las personas mayores que ya toman hipotensores. «La mayor vulnerabilidad de las personas mayores puede atribuirse en parte a las enfermedades existentes, al uso de medicamentos, a una disminución de la función termorreguladora y a una reducción de la función cognitiva», añade Aunan. La vulnerabilidad también puede estar vinculada a circunstancias vitales, como vivir solo, tener una red social limitada o sufrir movilidad reducida. En las investigaciones del equipo del proyecto EXHAUSTION, financiado con fondos europeos y coordinado por Aunan, se demuestra que la mayor vulnerabilidad de los grupos desfavorecidos se explica por esta menor capacidad de adaptación. «Los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida y el mal estado de salud, junto con la falta de acceso a aire acondicionado y servicios sanitarios, hacen que las poblaciones más vulnerables de la sociedad sean especialmente vulnerables a los efectos de las olas de calor», señala Aunan. A las puertas de que Europa viva otro verano de temperaturas abrasadoras, investigadores como Aunan nos ayudan a comprender mejor los riesgos sanitarios conexos y a crear un futuro más seguro y saludable para los europeos. Más información sobre la investigación de Kristin Aunan: El asesino silencioso de Europa: la combinación de las olas de calor y la contaminación atmosférica

Palabras clave

EXHAUSTION, cambio climático, calor, ola de calor, golpe de calor, muerte